Cuando un equipo está inmerso en una mala dinámica, hasta las situaciones más favorables acaban volviéndose en contra. Esto lo ha vivido en primera persona el Athletic Club en el Wanda, cuando tras adelantarse por dos veces en el marcador veían como los colchoneros acababan llevándose los tres puntos.
Con el equipo bien plantado sobre el césped y creando peligro sobre la meta de Oblak, los cambios acabaron resultando decisivos de modo negativo. No por malas elecciones, más bien por el desempeño de los jugadores que ingresaron desde el banquillo. Nolaskoain no aportó el aire que necesitaba la medular, Raúl García erró de manera flagrante en el tanto de Godín y Capa no tuvo apenas tiempo.
El balón parado fue otra de las causantes de la derrota. El 2-2 y el 3-2 fueron en jugadas de este tipo, mostrando las carencias que tienen los leones a la hora de defender estos envíos. El equipo se está mostrando poco acertado en un aspecto en el que destacaban hace no mucho, cosa que no mejora con el paso de las fechas.