Urrutia lo vivió desde el palco de Riazor

¿Quién decía que el Athletic Club de Berizzo no era capaz de dar alegrías a la grada de San Mames?... Ha sido pasar el primer examen de entidad, la final del prestigioso trofeo Teresa Herrera, y aprobar con matrícula de honor los leones.

A los penaltis, sí,  pero qué manera de lanzarlos. "Qué pericia", estará diciendo Marcelo Bielsa desde su Leeds United de la 'pérfida Albion'. El 'loco de Rosario' que, por tener pasado glorioso en el Athletic, tan mal le cae al 'bueno de Santi Abascal' y su 'vox' que cede al pueblo, esa voz, ese grito infantil que le sigue acompañando desde aquellas siestas en las que soñaba en pesadilla que algún día ese 'Bilbao tan odiado' acabaría ganando este trofeo Teresa Herrera. 

Qué  mal rato el de este hombre. Que tarde noche tan espantosa. Primero, las chicas de Joseba Agirre. A continuación, los muchachos del 'Toto' Berizzo. Ellas, por la mínima tras caño no forzado de su portera. Ellos, tras un partido de patio de colegio saldado con empate pero resuelto con maestría en la tanda de penaltis. 

Si en el 'Wanda' se jugó de cine pero se acabó perdiendo, en Riazor, 'el de Cruz Alta', escarmentado por el pago con moneda falsa de la diosa Fortuna, apostó por el empate a sabiendas de que en la tanda de penaltis sus muchachos acabarían avasallando a un Dépor torpón en el que Eneko Bóveda envió 'pikutara' la pena máxima que le correspondía. 

Cuando Iturraspe convirtió el cuarto y último, así él como sus compañeros tuvieron que hacer un severo esfuerzo para no desatar toda la rabia que contenían, y ello con el fin de no humillar a un rival desolado, hundido, destrozado, su moral por los suelos, un ánimo que su entrenador, el gasteiztarra Natxo González, deberá recuperar vía exprés si es que quiere seguir medrando en el grupo de cabeza de la liga Santander. 

Mientras, en Bilbao, en la calle Poza de Luis Fernández y Marcelo Bielsa, en el corazón del Casco Viejo, en los aledaños del 'Ein Prosit' de los hermanos Thate, en la explanada de la Catedral,...

Esa afición rojiblanca que tanto venía sufriendo hasta la fecha, deshaciéndose de tanta rabia acumulada, se ha soltado en kalejira y alegre biribilketa para unir la Catedral con la Basílica de "la Begoña", santuario sobrevolado por el espíritu de la "Champions Luis", que bautizara 'aquel tan grande' de seguido al gol del 'Gallo' Etxebe en San Mames frente al Real Zaragoza. 

Hoy es una gran noche. Mañana, cuando Berizzo y sus leones se hayan recuperado del shock que ha supuesto acariciar con sus manos el brillo plateado de la Torre de Hércules, a eso de las 15:00, se subirán a la Gabarra atada al noray allá, en el puerto de Santurtzi, no dando crédito a la multitud que, a un lado y otro de la Ría, les canta a esos que en Riazor se pusieron la camiseta porque les dieron el derecho a vestirla, a sudarla, a defenderla.

Será, en especial, la celebración de Cristian Ganea, ese muchacho al que Eduardo Berizzo había tenido 'entre algodones' para un momento como éste. Canta Santurtzi. Canta Getxo. Canta Portugalete, Sestao, Barakaldo, ¡Bilbao!

"Por el río Nervión subía una Gabarra... por el río Nervión subía una Gabarra...".

¡Qué importa Getafe!... ¡Qué importa la liga, la permanencia, el descenso, la madre que lo parió si, tantos años después, los leones, nuestros leones, han sido capaces de traer a las vitrinas de Ibaigane el tan afamado trofeo Teresa Herrera. Ahora, cuando la competición nos dé una  tregua, nos bajamos a la tacita de plata, jugamos de puta madre y nos traemos 'pal Botxo' el Ramón de Carranza. 

¿En puestos de descenso?... ¿Y si bajamos?... Qué  más da, ¿verdad, Urrutia?, si usted no lo sufrirá sino lejos del sillón del palacio de Ibaigane. 'Era Berizzo'. Un trofeo 'a la de trece'. Que le quiten lo 'bailao'.

Por Luis María Pérez, 'Kuitxi', exfutbolista y periodista