No habrá que traspasar los Pirineos, como hacían los pioneros 'cinefilos' que querían ver escenas de amantes desnudos de equipaje. Pero sí que ha tenido que desplazarse el Athletic a sus pies, y en autobús, para gozar de la primera victoria en esta aventura, "más normal de lo que parece", en la que se ha embarcado Gaizka Garitano tras la salida del club de Eduardo Berizzo, un 'alumno de Bielsa' que no consiguió transmitir 'su locura' al equipo como sí lo hizo en su día, así a los leones como a su tremenda afición, su 'Maestro de Rosario'.
¡Que 'Cruz'. Que 'Alta': "Quien me presta una escalera / para subir al madero / a quitarle los clavos / a este Athletic / que es tercero". Tercero si empezamos a contar desde el farolillo rojo que porta este Huesca al que el Athletic le ha devuelto la debida visita que le exige estar compitiendo en Copa.
Tras el 0-4, segunda y última victoria de Berizzo en partido oficial con el Athletic Club, Garitano se estrenaba en el banquillo del Athletic. Viniendo de donde se viene, al hasta hace tres días técnico del Bilbao Athletic la coyuntura le pedía lo que se requiere en todos los estrenos que suceden a una racha tan espantosa como se estaba viviendo en el seno de este club de 120 años que se niega en rotundo a perder la condición de ser uno de los equipos que, junto a Real Madrid y FC Barcelona, no sabe qué cosa es eso de militar en Segunda División.
Gaizka, en su día, estaba obligado a dar una imagen que devolviera una esperanzadora sonrisa a este San Mamés que tanto sufre cuando en la 'Catedral' doblan las campanas como aviso de que el viejo león está herido de gravedad, y su gente, quizás aterrada, ni siquiera es capaz de pasarle la mano por el lomo.
Incapaz de visualizar a más gente que la que se arrimaba al borde de la tribuna para recoger las reliquias que le regalaban al final del partido los rojiblancos, desconozco si es relajación o se mantiene el gesto serio a pesar del 0-4 que se le ha encajado a un Huesca que venía bien servido desde que, hace una semana, en el 'Botxo', Aduriz despejara su cabeza con dos soberbios testarazos, Beñat Etxebarria marcara a balón detenido casi dos años después y el azar premiara una pared primorosa levantada entre Williams y Muniain.
Portería a cero. Cuatro goles en la de Werner, portero con apellido de reminiscencias televisivas. Un juego de manual. Ocupación racional de los espacios. Y sin tarjetas, oiga, que, visto el agresivo comportamiento del 'amigo' 'Chimy' Ávila, podría tomarse como la mayor virtud esgrimida en El Alcoraz. Y es que tiene su mérito que 'Rulo' se aguante cuando el 'Ezequiel argentino' 'pasado de rosca' se le venga encima volando cual ave rapaz en busca de carnaza. O que haga lo propio Iñigo Martínez cuando el mismo 'elemento' lo ataque como si la consigna de Francisco, su 'adiestrador', fuera la de salir a cazar leones en la sabana oscense.
Más allá del toque y la sensatez en el juego, destacar los cuatro tantos que el Athletic le encajó a su rival. Más que por la cantidad, que elevaba el global a 8, la calidad, lo inusual y la astucia de un Williams al que se le sigue negando el pan de su astucia y la sal de su acierto.
El inmenso zurdazo de Iñigo Martínez que le colocó a Aritz a solas con el portero: vaselina del 'Zorro', vuelta a las andadas de este jugador que, junto a 'Rulo', deberá ser uno de los que guíen a sus compañeros hasta alcanzar la luz que se vislumbra al final del túnel de esta liga con comienzo tan horroroso.
El segundo, gol de chiste. Pero sólo le cayó en gracia a Del Cerro Grande, que, mientras lo anotaba en su libreta, veía cómo a su alrededor ni el goleador se atrevía a celebrar un tanto fruto de un remate con desgana, porque así el que acertó como el portero burlado consideraban que la acción no era legal por previo fuera de juego de un rematador que no lo estaba al haberse clavado el último defensa del Huesca sobre la cal de la línea de fondo.
El tercero fue una maravilla. Obra de arte más propia de orfebres que de futbolistas. Me pregunto por qué en El Alcoraz, sí, y no en tantos partidos como había dirigido Berizzo. Susaeta, al segundo palo viendo la incorporación de Raúl García. Podía haber disparado de primeras el navarro. Pero, más inteligente que el hambre en época de tan terrible 'hambruna', se la sirvió en pase de la muerte a un Iñaki Williams que estaba donde habita el 'nueve'.
El cuarto fue de listo, pero también de ariete y más avanzado delantero. Etxeita se la puso a huevo. A solas con Werner, lo burló. Y a portería vacía, la golpeó hasta el fondo de las mallas: ¡Y luego dicen que Williams no la sabe meter!
"Goles son amores". Pero para partido a ganar, el del lunes frente al Girona de 'nuestro Ramalho', el pucelano Eusebio, 'Sacristán' que nos vendrá a la 'Catedral' con ansia de profanación porque, el que lo niegue se engaña, haber entrenado a la Real Sociedad le deja a uno vacunado contra la compasión cuando enfrente tiene al Athletic, su rival, tan apurado.
El Girona, también, eso dicen, 'de Pablo Machín', porque lo subió a Primera, y le inculcó un estilo que, al parecer, perdura. Pensemos en que, ahora que Joaquín Caparrós lo tiene a su lado, el de Utrera le robará secretos que revelar a Gaizka Garitano.
Un entrenador que se estrenará en la 'Catedral' con la misma misión que, en la 2006-2007, cuando todo era calvario, pavor a llegar a lo alto del Gólgota y ser ejecutado, se le encomendara a José Manuel Esnal 'Mané' y a su segundo, 'Ondarru', o sea, Ángel Garitano, aita del míster en cuyas manos la directiva en funciones del Athletic ha depositado el 'ser o no ser' después de una vida intensa de 120 años.
Y si sus mayores salieron airosos en una coyuntura de espanto, cómo no hacerlo él y su segundo, Patxi Ferreira. Se le intuye sereno y seguro desde el otro lado de la delgada línea roja que lo separa de todos aquellos que el lunes, aquí, acá y acullá (lease muy cerca de Finisterre), sentiremos la tentación de saltar al verde de San Mamés si es que, como en El Alcoraz un 6 de diciembre, Aduriz no acierta en vaselina o 'como sin querer', e Iñaki Williams no tapa tantas bocas como braman contra él por marcar fuera de casa y no en la Catedral.
Huesca con Guara, Panticosa y lo que encima se asoma. Girona con Vall de Nuria, Puigmal y Puigpedrós. Huesca en Copa. Girona, primer partido de LaLiga Santander de 23 partidos de Gaizka Garitano. Huesca y Girona: ¿Lo verde empieza en los Pirineos?
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi', exfutbolista y periodista