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Leones sin instinto de fieras

Mikel San José se lamenta por una acción sobre el terreno de juego (Foto: EFE)
Kuitxi

En caliente o en frío. Cronificar al Athletic Club de Bilbao es tarea tan delicada como trascendente. Lo que se dice, si no se graba, se lo lleva el viento, o se diluye en la nada. Podía haber escrito mientras era la noche del día. En caliente.

Ganas no me faltaban. Quería defender a un equipo vapuleado en las ondas y en el inmenso mar de las redes sociales. Todo era estopa contra los leones. El 'yin y el yang'. La gloria de partidos como ese tan reciente en el que la 'pantera' se fue de caza y se cobró dos goles marca de su casa. San Mames vibró viendo cómo los suyos se gustaban frente al Sevilla. "Somos de Europa Ligue, y si nos ponemos, de Champions". La Catedral no sabe de medias tintas. Cielo o infierno. Gesta o fracaso...

Gaizka Garitano con Rubí al fondo en San Mamés (Foto: Athletic Club)

Tras abandonar el estadio, me puse los auriculares para inyectarme esa droga dura que son los comentarios. Las opiniones. La polémica. Así para la alabanza como para la descalificación más despiadada. Le escuche a Gaizka Garitano. A los leones entrevistados. A los tertulianos. Y cuando ya estaba 'colocado', me llegaron las ganas.

Quería in-termediar. Ser 'relator' en lo que parecía un juicio sumarísimo contra catorce futbolistas. Otra vez lo de "este grupo no tiene calidad ni para competir con dignidad en un torneo de fútbol 7 organizado por no sé que periódico". Leña al león...que es manso y honesto y no se revolverá ni en defensa propia contra el que lo ataca. Sin fundamento. Así lo sentía yo. Debería haberme puesto manos en la pantalla de la tablet. Pero...

El Athletic de Garitano sigue con unos problemas tremendos en ataque (Foto: LaLiga).

Si hubiera entrado en faena, al de poco de ponerme a escribir, en el reloj de pared de la casa de los abuelos habrían dado las doce. Y ya se sabe lo que sucede tras la última campanada. Al menos, para aquellos que seguimos creyendo que la vida es cuento. ¡Oh, mi Athletic 'Ceniciento!... Soy el hada madrina que lo visto de lujo para el gran baile y ese miedo a que tras el influjo de la magia lo que estoy construyendo se me convierta en una defensa destartalada. Sin pies ni cabeza. Carroza de ratones y calabazas. Y, claro, lo último que deseaba es dejar desnuda a la protagonista más hermosa de la noche. Porque el Athletic era mujer. O sea, leona. No haya incendio. No haya quema. No haya muertes.

Al Athletic, a este de la noche vespertina, ni me lo toquen. Más. Que lo dejen en paz. Que cese el castigo. Porque este juicio no procede. Al menos, sin mi defensa. La noche engendra monstruos. Pero también debilita los corazones. Y se trataba de que el mío latiera con fuerza. Mejor el descanso, entonces. El sueño reparador. A fin de que el campo, el San Mames que me vio vibrar, no fuera, al salir el sol, un reguero de sesos.

Así ha lucido en las gradas de San Mamés el mosaico morado por la celebración del 8 de marzo (Foto: DMQ).

Me desperté. Me he despertado. Y he visto, y sentido, lo mismo que en vivo y a tiempo real pude ver. Me mantengo en 'mis trece'. En 'mis catorce'. Así que, Gabriel Arestik hala nahi zuelako... "Aitaren etxea defendituko dut"... Esa misma casa que, mientras el viernes seguía siendo la antesala del fin de semana, era objeto de acoso y derribo como las murallas de Jericó lo fueron. Y si el Athletic habría de morir, quería y quiero que sea conmigo. Conmigo a su lado. Y que cuando resucite, que nadie se suba a ese carro al que en Bilbao se le dice 'gabarra'. Como al VAR, AMBIGÚ...

TODO DEPENDE DEL LUGAR DESDE EL QUE SE MIRE

Dado los vacíos espaciados, conseguí sentarme en un lugar de privilegio. Detrás de la portería en la se marcaron los dos goles. Pero en fila de lujo y bien centrado. Gracias a mi ubicación, pude asistir a un partido 'a todo lo ancho'. Y entender de lo difícil que resulta progresar hacia la meta de Diego López [tremendo portero]...cuando el rival es capaz de bascular a la par que el Athletic toca y toca. Desde el centro hasta la derecha. Desde la diestra hasta la banda izquierda. Entre Iñigo Martínez y Yeray se dividen la tarea del reparto y la distribución. Con gusto. Con delicadeza. Con acierto. Un error en el pase sería carnaza para un Espanyol que vino a San Mames agazapado. A la espera de un pase errado, de un balon robado.

Markel Susaeta en un duelo ante el Espanyol en La Catedral (Foto: Laliga)

De Marcos, por la derecha. Yuri Berchiche, por la izquierda. Los laterales anchan el campo hasta los 68 metros de la cal. Todo es a 'flor de piel'. Da gusto ver cómo el balón nada sobre las briznas que son superficie de un mar tan verde. Susaeta es el extremo que toma el relevo de Oscar de Marcos. Muniain, el que hace lo propio con el testigo de cuero que le entrega Yuri. Todo es pulcro.

Pero en lo aseado y correcto ve delito la grada. Desidia. Desgana. Monotonía. Hace ya tiempo que San Mames se contagió de la soberbia del Bernabéu. Durante el fragor, y tras la batalla, la afición ha llegado a olvidar que el Athletic no juega contra sí mismo. Que no se trata de una pugna contra sus limitaciones. Que, caramba, dígase ya, hay un rival por medio. Siempre lo hay...

El RCD Espanyol se llevó un punto con escaso esfuerzo de San Mamés (Foto: LaLiga).

Tocaba el Espanyol. Un 'rubí' en él área técnica. Pero en el rectángulo, una escuadra a la que el Athletic transformó en vulgar merced a su metódico trabajo. Meritorio. De principio a fin. Y eso que el gol de Ferreyra fue un mazazo. Empeine, cabeza, volea. Encaje de bolillos favorecido por Yuri y Yeray. La doble 'Y griega' que se abre provocando una grieta por la que se precipita el balón.

Ferreyra: "No quiero irme de este mundo sin que marque un gol Facundo". Fecundo. Fecundidad. Con tan poco mérito, tanto premio. Mala pinta. Pintan bastos. Se siguen repartiendo cartas. O a las damas. Porque San Mames se convertirá en un tablero de juego. Mueve y mueve el Athletic. Y el Espanyol le responde con su quietud.

Raúl García cabecea un balón en el encuentro ante el Espanyol en San Mamés (Foto: Athletic Club)

Once hombres como a la espera de que nada cambie. Menosprecian al Athletic si creen que se saldrán con la suya. Que las probabilidades derivadas de la posibilidad no jugarán en su contra. Azar. Fortuna. Ocasión. Dani García y Sanjo, maniobrando por el centro. 'Susa', 'Rulo', Muni. Wili, una pantera en lo más frondoso de la foresta. El acarreo del balón hacia las bandas es incesante.

Trabajo de hormigas. De abejas que se mueven en el tramo que va de la flor a la colmena. Todo es constante. Incesante. Faltará, como el paso del tiempo se empeña en mostrar, el instinto asesino de la fiera que es el león. La pericia que se le supone al futbolista por su condición humana. Y eso que Raúl García se desatará como D'jango, ¡desencadenado! Que Iker Muniain protagonizará uno de sus mejores partidos desde que Caparrós le hizo hombre sin tener que pasar por la juventud que le sucedía a su condición de niño.

Rosales agarra a Iñaki Williams (Foto: LaLiga).

Muni. Ofreciéndose. Acaparando balón. Conduciendo a la vez que va descontando contrarios. Y así será hasta el final. Asistiéndole en todo instante las fuerzas. Iker, en su cenit. Si algún día le da por esmerarse en el lanzamiento desde el borde del área, este media punta se convertiría en un 'abrelatas' sin cláusula porque no tendría precio. Que persevere. Y nosotros que lo veamos. Porque, si no, mientras, llegar y llegar hasta la línea de fondo. En ventaja. Sin un cuerpo que se interponga entre el balón que vuela hacia el corazón del área y el delantero de turno incrustado entre centrales corpulentos. Hermoso es uno. Naldo, el otro.

A la hora de cortar por lo sano, tanto golpea y derriba el rudo defensor como el fino centrocampista y el delantero habilidoso. En el 39', el Espanyol se debería haber quedado en inferioridad. Sucedió que la falta, merecedora de segunda tarjeta amarilla, conllevaba expulsión. Ergo... La voluntad de González Fuertes se debilitó. Parálisis psicosomática que le afectó a su brazo derecho. Cuando se hizo consciente que había prevaricado, el balón ya estaba en movimiento. Acciones como éstas condicionan los partidos. ¡Y luego dicen que arbitrar es caro!...

Javi López conduce el balón ante De Marcos (Foto: RCDE).

Iba el partido. Iba. Iba y venía el balón. Por delante en el marcador el rival, y tan obcecado en su defender, y no otra cosa, uno empezó a sentir nostalgia de tiempos en los que ni siquiera 'era'. De duetos. Coordinados. Se escenifica bajo la luz de los focos lo que se entrena en penumbra. Recuperar conexiones. Fichar a Paco Grande y su efecto 'VINTAGE'. Iriondo-Gainza: ¡Zarra!... Txetxu Rojo: ¡Carlos Ruiz! [el último 'Pitxitxi']... Estanis Argote: Dani...y Sarabia ["sabía dónde se quedaría flotando el balón tras su envío", rememora el 'orfebre de Gallarta]...Susaeta: ¡Fernando Llorente!... y la maravilla de 'Old Trafford' clavada para siempre en los ojos... 'El Athletic, en conjunto y por separado: ¡Aduriz!...

Desde que 'El Zorro' no está [zorro cazado a la altura de su rodilla en la copa y el Sevilla], sí hay León con 'Capa'...pero no con antifaz y espada. Experto en rasgar con zetas el telón de fondo que sirve de decorado para el papel estelar del portero. Diego López. Enorme arquero al servicio del Espanyol. Su portentosa figura llamaba la atención desde la grada. Hay cancerberos que intimidan sin ser puestos a prueba. Llegadas por ambas bandas. Muchas. Centros. A discreción.

Raúl García celebra con Kenan Kodro tras marcar ante el Espanyol (Foto: EFE).

El Athletic hizo lo que debía. Ya que por dentro faltaban la pericia y la malicia, el partido iba de bandas y bandoleros. La diligencia salía y llegaba a su hora. Pero a ella no se subió sino Ibai Gómez en el último servicio de la noche. Ibai. El río que nos lleva. Su corto viaje le dio para poner con el exterior [y a pierna cambiada] un delicioso balón en la testa de Raúl Garcia. Lo que en 80' no se había conseguido se logró a falta de diez. Con la coronilla. Delicioso recurso. Un empate carísimo que Kodro a punto estuvo de desbaratar por su ansia desmedida de estrenarse como ariete de león.

Antes, más antes que después, sucedieron muchas cosas. Y todas ellas en el haber de los leones. Futbolistas de un Athletic que puso cerco a la puerta de Diego López. Nombre de conquistador que debió salir escaldado de la Catedral. Pericia de leones. El instinto de las fieras. La falta de lo uno y de lo otro 'con-venció' la 'balanza crítica' de ese 'mentidero veleta' que oscila entre la gloria del 2-0 al Sevilla y la 'terrible nada' de un Athletic-Espanyol al que le faltó un par de bandas 'VINTAGE' para terminar en goleada.

Por Luis María Pérez, 'Kuitxi', exfutbolista y periodista

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