Yuri Berchiche es un ejemplo de como el paso del tiempo puede cambiar hasta al joven más rebelde. Su carrera comenzó marcada por su carácter y los errores que este le hizo cometer, pero a medida que fue haciéndose mayor corrigió ese problema hasta llegar a ser uno de los mejores futbolistas del Athletic Club. Eso sí, ese carácter no ha desaparecido.
Nació en Zarautz y recaló en la Real Sociedad con 14 años. De allí pasó a las categorías inferiores del Athletic, donde protagonizó algunos incidentes que le acarrearon severos castigos, como por ejemplo ser apartado del equipo. Yuri no llevaba bien el hecho de ser castigado, por lo que no dudó en aceptar la propuesta del Tottenham cuando esta estuvo sobre la mesa. La suerte no le acompañó en Inglaterra, donde pasó por los reservas de los Spurs y por el modesto Cheltenham.
En verano de 2009 fue cedido al Valladolid B en el que sería su último préstamo como jugador del Tottenham, puesto que un año después recalaría en el Real Unión como agente libre. Allí vivió dos años muy malos, donde llegó a pensar en abandonar el fútbol. Ahí fue cuando apareció la figura de Roberto Olabe, actual director deportivo de la Real Sociedad, cuya figura fue clave para que Yuri siguiera jugando al fútbol.
Poco a poco su carrera fue mejorando y en 2012 volvió a la Real Sociedad, de donde fue cedido al Eibar para jugar a las órdenes de su actual entrenador, Gaizka Garitano. En Ipurua firmó dos temporadas a gran nivel en las que logró dos ascensos, pasando de Segunda B a LaLiga Santander. Esto le otorgó la oportunidad de hacerse con un hueco en el conjunto donostiarra para la campaña 2014/2015.
No tardó mucho en hacerse con el puesto de lateral izquierdo titular. Le había costado, pero ya podía decir que era un jugador de primera división. "La mía es una carrera futbolística bastante atípica. He llegado a Primera División bastante tarde, pero estoy muy contento y orgulloso de mí mismo" admitió el propio Yuri en una entrevista en Mundo Deportivo. En aquel entonces le tocó vivir aquella época en la que el Athletic era incapaz de superar a la Real Sociedad en los derbis, siendo él uno de los causantes de ello.
Llegó el verano de 2017 y recibió la llamada de Unai Emery. El técnico guipuzcoano le quería para su proyecto en el PSG. Yuri prefería quedarse en Donosti, pero los txuriurdin optaron por venderle. En París compartió vestuario con cracks de la talla de Cavani, Di María, Verrati, Thiago Silva, Marquinhos y especialmente Neymar Junior, con el que mantuvo una buena relación. Tuvo bastantes minutos en aquella temporada, siendo titular en los dos duelos ante el Real Madrid en la Champions League.
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Entonces apareció el Athletic, ofreciéndole la posibilidad de volver al lugar de donde se había marchado hace muchos años. Se despidió del PSG con un bonito mensaje y regresó a Lezama. Nada tenía que ver el hombre con carácter que volvió con el adolescente rebelde que se marchó. “Me lo pedía el corazón y yo siempre hago caso al corazón. No me guío por el pasado sino por el presente y el futuro y en Bilbao sé que vamos a disfrutar” admitió en aquel momento. Ahora disfruta del fútbol en una plantilla que es una "familia", mucho más maduro y teniendo siempre presente lo que le ha costado llegar a donde está.