El carnaval de los horrores estaba garantizado con Mateu

Ayy la Copa, la Copa... la vuelta de semifinales está en todas las cabezas. No sólo en la del Athletic Club sino en la de los cuatro contendientes por una plaza en La Cartuja. Pues, ojo con eso, que la Real Sociedad y el Granada CF se han quitado las pulgas. Han goleado este fin de semana a gusto... Y en Bilbao aunque no hay preocupación clasificatoria, lo cierto es que hablar de nueve jornadas consecutivas sin ganar sonaba feo. Pues ya son 10 tras no lograr la victoria este domingo en el derbi ante el Deportivo Alavés en el horno de Mendizorroza. Es la cuarta derrota consecutiva.

Los de Gaizka Garitano han perdido (2-1) pese a adelantarse con gol de Raúl García. Una derrota increíble vistas las estadísticas del choque, pero que, sobre el pitido final, escuece mucho. Hay voces discrepantes que piensan que el técnico debe rotar más, primar más la Copa. Otras sin embargo ven un drama ir bajando peldaños en LaLiga. Nunca llueve igual. Está visto. Pero llueve, llueven palos, sobre todo al entrenador.

Y Mateu Lahoz ha estado en sus trece: lluvia de tarjetas a los vizcaínos, una posible roja por un derribo por detrás a Iñaki Williams no sacada y un penalti en contra más que dudoso, ya que en las repeticiones parece más bien un tropezón de Aleix Vidal que una entrada de Yeray. En fin, nada nuevo bajo el sol. Ya van 6 victorias en 35 partidos con el valenciano. Estadística a la que los leones han ayudado en su deambular final por el campo.

"No va a disputar el balón y me da por detrás. Eso tiene que ser roja", protestaba en balde Iñaki Williams a un auxiliar de Mateu

El mismo once que venció al FC Barcelona y al Granada

Garitano no se guardó nada. Recuperaba a dos intocables como Muniain y Dani García.Ambos estaban presentes en la idea del derioztarra, que iba en busca de los necesitados tres puntos con el once de gala. Bajo el sistema de los tres centrales y dos carrileros; por delante, Mikel Vesga fue el acompañante del recuperado batería de Zumarraga en un arranque de neta posesión rojiblanca. En un córner Pacheco tuvo que sacar la manopla para evitar un remate de cabeza de Williams que se iba para dentro. Ocasión aumentada por otra de Rulo para escenificar un buen inicio vizcaíno.

El 32-68% de posesión tuvo su recompensa en el 17' con un gran gol desde la frontal de Raúl García, con un zurdazo inapelable cerca de la base del palo babazorro. Un tanto muy necesario para el navarro que llegó antes de que Unai Simón marcara impronta con una buena parada. Este chico tiene ángel sin duda. Si no va a la Eurocopa de San Mamés habrá que explicarlo. Y también el inicio del show de Mateu que, aparte de regalar amarillas a los rojiblancos, le pitó un penalti a Yeray que dio sensación de ser más bien un tropezón de Vidal.

En el 28' Lucas lo anotaba tras engañar de lado al meta de Murgia, pero casi más grave es que habían cogido al equipo totalmente desprotegido en defensa y que el trencilla valenciano había amonestado a cuatro leones en tan solo 32 minutos. Casi todas por protestar encima. Si es que les saca de sus casillas. Y aunque se retira este curso lo malo es que va a tomar un puesto importante en el Comité arbitral.

Pese a la suma de cartulinas el partido se puso bravo con varias tarascadas que suplían la falta de fútbol. El derbi, con el 1-1, había entrado en su fase más reconocible de plomo, brega y peligro a balón parado. Tan solo Iker Muniain ponía pinceladas de arte, si bien el Athletic, con cuatro saques de esquina, fue mejor en un primer tiempo que volvió a dejar sensación de que se hizo méritos superiores a los que dictaba el tanteador.

Las protestas de Williams a un auxiliar en el túnel de vestuarios pidiendo roja eran indicativas del sentimiento de un Athletic que se sintió perjudicado. De hecho en la segunda mitad se pidió penalti por un agarrón a Muniain, pero no quedaba otra que sobreponerse.

El partido fue derivando a vivir trompicado, inconexo, arrítmico, ese terreno en el que el Alavés se mueve mejor. Pese al 11-3 estadístico en disparos favorable a los visitantes o el 9-0 en córners no se notaba incómodos a los de Asier Garitano. Veían el duelo en su punto de poderle sacar petróleo, como hizo el CA Osasuna en San Mamés. Y les iba a llegar.

A mover el banquillo muy tarde

En el 76' Lekue entraba por Capa, con idea de reactivar físicamente a los rojiblancos, y seguido Aduriz por Raúl García en busca de un remate salvador. Pero el equipo llevaba ya un buen rato dando sensación de fatiga y atasco. Al menos tuvo la fortuna de que un centrochut de Lucas Pérez se fue al larguero, porque Simón ya se la había comido. Un susto morrocotudo, casi como ver salir al verde a un Gaizka Larrazabal que parecía perdido en las catacumbas.

El hijo de Aitor entraba por Williams pero aparte de una clara falta sobre Navarro no tuvo mucha incidencia. Bueno, en realidad ninguno de los tres cambios sirvió para mejorar nada. La segunda parte fue horrorosa, pero ya el remate del gol de Ely, el 2-1 en el 90', en un balón parado, era para tirarse por Punta Galea. Una derrota dolorosa que encima no dejará dormirse ante el Villarreal CF antes de recibir al Granada. Un gasto inútil de fuerzas.

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