Como si en sueños el 'Angel' / se le hubiera aparecido y revelado / el beneficio de rescatar a su talismán del ostracismo al que él mismo lo había condenado. Como si en sueños, sí. Porque, despierto, no era consciente de que la plaga de tanto empate y derrota era el castigo necesario al gran pecado del olvido. Del suyo. De su mala cabeza. Se le había ido. Y con el desvarío, ese salirse de la vía el trenecito que como conductor guía. Porque 'trenecito' era desde que la locomotora dejó de serlo. ¡El carril de la memoria!
Debió de suceder tras el penoso siniestro en la estación babazorra. Tras esa espeluznante derrota ante el Deportivo Alavés. 'Glorioso' llamado. Será por méritos contraídos en otra época, en otro tiempo. Porque si nos remitimos a lo que se pudo ver en el escenario de Mendizorrotza, este Alavés suena tan triste como el verbo de Asier. El tocayo de Gaizka. Garitano, Garitano.
Casi sin querer. Como si hubiera sido cosa de la 'gravedad'. De la ley. El fondo de la red atrajo aquel zurdazo de Raúl García. Más 'Rulo' que nunca. "En Vitoria-Gasteiz, donde hacen la ley/ Capital artificial de un país singular". 'Potato' al aparato. "En la Pinto, en la Kutxi, en la Zapa, la gente dura", como 'Rulo', "rula, rula, rula, rula". La cosa iba. Como quitarle de su mano caramelos al niño más feo de la Liga. Qué equipo más triste, más deslabazado, más carente de talento. Pues bien...
Ante un rival tan endeble, el Athletic Club, de puro vicio, para seguir 'enganchado', le regaló al equipo que tenía enfrente un penalti. Para que empatara. Y Lucas Pérez lo hizo. Y como la igualada se le antojaba al Athletic un resultado tan 'pobre', y aún quedaban segundos para vivir, la defensa en bloque prevaricó por el morbo del delito. Una derrota más. La cuarta consecutiva. El enésimo borrón de este torpe escribano en el que se había convertido el Athletic en LaLiga Santander. En bloque. Todo él.
Y eso desde aquel 1 de diciembre en el que los leones dieran buena cuenta del Granada. Jugó Iñigo Córdoba. El zurdo de banda que Gaizka Garitano tanto amaba. El que a la Catedral, manías que tiene la gente, y no me pregunten por qué, no enamoraba.
El equipo bajó a Sevilla. Allá donde el río 'Betis'. La gente no lo sabía. Pero, básicamente, se trataba de que Joaquin tuviera argumento para colgar un vídeo en las RRSS. Marcar tres goles. Llevarse a casa el balón firmado por aquello del 'hat d-trik. Hacerse en el sofá el dormido. Y luego, el espabilado. Ni pizca de gracia. Ni falta que hacía. No habría servido ni como chiste para 'Allí, abajo'. Pero como su razón de ser es sobrevivir al 'Zorro' Aritz Aduriz, marcar tanto al borde de los cuarenta es toda una hazaña. Qué mala espina me daba. Que pinta más mala. Y fue entonces que...
"Ese hombre / que por sus hechos había sido alabado tanto por su entrenador/ desapareció de ese mágico escaparate que será siempre el Athletic Club. Nadie lo entendía. Del todo a la nada. Y mucho más incompresible resultaba a medida que los empates se sucedían en su ausencia. Y las derrotas. Cuatro consecutivas.
El Athletic, con Garitano al mando, se ha extendido tres meses en el tiempo sin saber, o sin poder, o sin intuir siquiera, qué cosa era ganar. Gaizka probaba y probaba cual brujo en busca de la pócima que a su equipo revitalizara. De tanto pensar, estaba corriendo el serio riesgo de enloquecer. Pensar, Pensar, ya lo dijo el poeta Miguel Suaña: "Pensar es tener el alma enferma".
El verbo a conjugar no era 'pensar'. Se trataba de algo más sencillo: recordar. Pero para poder hacerlo, Garitano necesitaba recuperar su Memoria. ¡Ay, si en mi memoria él hubiera buscado auxilio! ¡Ay, si me hubiera preguntado: "¿Qué equipo fue aquel que tú viste por primera vez como visitante en San Mames?"...
El Córdoba, míster, le habría contestado, Ocho años tenía, "¿Y cómo fue la cosa?": Mágica, Gaizka, como un embrujo, como si en sueños el Ángel se me hubiera aparecido y revelado, "¿El que", El beneficio de asistir a la Catedral de la mano de mi hermano. Apoyado sobre el murito de la 'General Sentada'. Tres goles marcamos. El "bacalao" no se había inventado porque Fede Merino y José Iragorri eran tan pequeños como yo. Tras cada gol, la gente aporreaba los anuncios metálicos de la publicidad. Y fue así que en mi cuerpo empezó a crecer el mundo.
El Córdoba, míster. Iñigo Córdoba, míster. Ese zurdo de banda izquierda. Ese todoterreno al que tú le regalaste los 'grandes espacios' cuando el Girona nos vino a visitar en lo que era el primer reto de tu desafío. Valiente, como tu aita y su 'primero', José Manuel Esnal 'Mane'. La segunda parte del 'bienio negro'. ¡Qué mal lo pasamos! Y tú, como si nada. Como si tener en tus manos "Ese caso único en el mundo" y depositarlo en su cuna fuera tan sencillo como tu inteligencia te dictaba. "¡A degüello, Leones!". Arenga sencilla que no haga pensar a fin de que el alma del Athletic no enfermara.
Se trataba de llegar y llegar. De centrar y centrar. De rematar y rematar. De ganar y ganar. Y en aquel once, para salvaguardar la sagrada historia del Athletic, quien y... ¡Córdoba!... ¡iñigo Córdoba! Fue en esa noche, tras la agónica victoria [ 1 - 0], cuando empezó a erigirse el "Califato de Córdoba en la Catedral". En EL DESMARQUE se dio fe de ello: ¡será por escribas y amanuenses! El periódico digital que más quiere al Athletic.
Su gente, ellas y ellos, preguntándose: "¿Qué pasa con Córdoba? ¿Cómo pudo ser que, siendo el primero de la fila, fuera desplazado al final del pelotón? ¿Cómo si con él comiéndose la hierba de San Mames para alimentar victorias, te cayera en desgracia tras esa extraña mezcla entre el dulce sabor de la victoria ante el Granada y lo ácido de la sonrojante derrota en el Villamarin?
Mientras te rompías la cabeza. Mientras en Lezama veías pero no mirabas. Mientras de tu propio 'Sistema' esclavo eras. Los empates y derrotas se acumulaban sobre tu mesilla de noche. Diez. ¿Y la de la vencida, cuando sería?
"Como si en sueños el Ángel / se te hubiera aparecido y revelado / el beneficio de rescatar a tu talismán / del ostracismo al que tú mismo lo habías condenado". Les resultará a ustedes simpleza. El infantil argumento de un periodista que, a falta del conocimiento táctico -técnico-estratégico de los profesores de la Escuela de Entrenadores, recurre a Sherezade y al Sultán.
A un cuento tras otro. A Córdoba y su 'Califato'. Para que gane el Athletic, por fin. Para viajar a Granada y conquistarla. Para reventar La Cartuja y ganar otra Final. Para 'sacar' la Gabarra y disfrutar. Para cansarnos y dormir. Para soñar y... "¡Que pasen treinta años antes de mañana!"
La reconquista ha empezado, el futbol del norte contra el sur tomaremos la mezquita e impondremos la catedral de Begoña, las hordas de tribus primitivas se acercan con ansias de grandeza la sed de gloria rebufa entre los nuestros para demostrar al mundo orgullo y sentimiento pasemos por tomemos Granada como nos tomaron iruña enero aritza zatoz guerra euskal izpirituagaz,la luego bajaremos por el guadalquivipara posteriores hazañas que se contarán en los libros de historia.
Muy original y acertada. Zorionak Kuitxi!