Dicen que el fútbol es un 'estado de ánimo'. Una semana "redonda" ha cambiado la cara y el rumbo del Athletic Club en la presente temporada, un curso que iba de más a menos hasta que en ocho días se ha asegurado una final Copa del Rey y que vía LaLiga Santander su objetivo definitivo serán ya los puestos europeos.
Tras el 1-4 de este domingo en Valladolid, se hablaba en Bilbao y entre los seguidores 'athletizales' desplazados a Pucela de semana fantástica, semana mágica, semana grande. Pero fue Gaizka Garitano, austero como es él y poco dado a las alharacas, el que la calificó de "redonda". Aunque todas valen y resumen con claridad lo ocurrido, probablemente no haya una definición mejor.
Llegó a este tramo el Athletic lleno de dudas y temores. Los que le daban diez partidos seguidos sin ganar en LaLiga, los cuatro últimos derrotas consecutivas, y la mínima ventaja (1-0) con la que encaraba el choque de vuelta de una semifinal copera en la que en la ida había perdonado al Granada CF.
Después de cuatro partidos en casa con solo dos puntos sumados de 12 posibles, una derrota clara ante el Getafe (0-2) y tres decepciones tremendas ante Eibar (0-0), Celta (1-1) y, sobre todo, Osasuna (0-1), no parecía un Villarreal al alza el visitante más adecuado para darse una alegría.
Pero los 'leones' recuperaron su garra y se deshicieron de un equipo amarillo quejoso del arbitraje pero superado en el terreno de juego por un rival que jugó mejor y remató más. Raúl García decidió desde los once metros un partido con penaltis pitados y no pitados como protagonistas.
¡Por fin! cerraba el Athletic una mala racha que se le alargó tres meses -5 puntos de 30 posibles- y que amenazaba con tirar abajo una campaña en la que incluso llegó a ser líder en la quinta jornada y siempre había transitado en la zona europea de la tabla.
Con el alivio de haber terminado con la mala racha copera, los de Garitano se presentaron en Los Cármenes decididos a hacer valer el tanto del capitán Iker Muniain en la ida.
Durante la primera mitad incluso pudo aumentar la ventaja antes del que el Granada empezara a amenazar seriamente en el juego aéreo. Tras el descanso se confirmó la tendencia y dos cabezazos, de Carlos Fernández y Germán Sánchez, voltearon a un Athletic por entonces ampliamente superado.
Pero, en el que fue su cuarto milagro de la Copa, se rehizo. Tiro de historia, compromiso y rabia y remontó la remontada. Fue Yuri Berchiche, el hombre de la Copa sin duda, el que en una arranque de furia enfiló hacia el área contraria y logró el 2-1 salvador.
Estallido de alegría, celebración y ya con la cabeza en el 18 de abril y la histórica e inédita final vasca contra la Real Sociedad.
Pero también mucho cansancio y mucho desgaste. Y poco tiempo de recuperación. Los apenas dos días y medio que separaban el encuentro de Granada con el Valladolid.
Pero el choque se le puso rápidamente de cara con un magistral golpe franco directo de Unai López, Raúl García ahondó en la blandura defensiva blanquivioleta e Iñaki Williams e Iñigo Córdoba castigaron aún más en los últimos minutos uno de los peores días de la zaga pucelana.
Que se unió a la aciaga tarde en el remate del equipo de Sergio González para cerrar la mayor goleada en Liga de la era Garitano.
En resumen, más puntos en dos partidos ligueros que en los anteriores diez, seis de seis, y de nuevo en LaLiga mirando más a Europa que a un descenso con el que se había quedado equidistante con la mala racha anterior.
De estar a nueve puntos de ambas franjas, se ha quedado ahora a seis de Europa y a 12 de salvación. Lo que le da otra cara y le cambia el rumbo a un Athletic que difícilmente olvidará en tiempo una semana tan "redonda".