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El mercado de Otxarkoaga, al pie del cañón por sus vecinos

Macu Briones

Durante esta cuarentena que nos mantiene confinados en casa desde el pasado 14 de marzo, la escasa vida social gira en torno a los establecimientos de  alimentación, supermercados y pequeñas tiendas y mercados municipales, esos que poco a poco van desapareciendo de nuestras ciudades. El mercado del barrio bilbaíno de Otxarkoaga resiste, a duras penas, frente a las sucesivas crisis económicas y al avance de las grandes superficies.

Sus comerciantes son parte esencial de la vida de este distrito, castigado y solidario a partes iguales, y en estos día extraños que vivimos siguen al pie del cañón para que no falten los alimentos más esenciales a aquellos que no pueden salir de sus domicilios.

Así se lo han transmitido a través de un simpático vídeo que han grabado en las instalaciones del mercado:  "Estamos aquí para vosotros y con vosotros. Quédate en casa. Nosotros te lo llevamos. Unid@s podemos, en lo bueno y en lo malo. El comercio del barrio". Es el mensaje escrito en varias cartulinas con las que van desfilando los y las comerciantes del mercado mientras suena de fondo el tema 'Quédate en tu casa, una canción dispuesta a convertirse en el himno oficial de esta cuarentena. 

Cadena de favores

Los encargados de llevar los pedidos del mercado de Otxarkoaga a los domicilios del barrio, especialmente a las persona mayores, es un grupo de jóvenes magrebíes. Moha, Moha Rifiño, Lho y Brahi, los chavales del equipo de fútbol sala CD Otxartabe, se encargan cada día de ir al mercado municipal de Otxarkoaga y recoger los pedidos telefónicos que han preparado los comerciantes y llevarlos a las casas de las personas mayores del barrio o con dificultades para salir de casa. Lo llevan haciendo desde los primeros días de alerta sanitaria.

Se trata de una iniciativa de la Asociación Tendel, que ofrece techo a estos jóvenes ya han cumplido la mayoría de edad y, por tanto, deben abandonar las casas de acogida. Pueden compartir habitación por un precio de 80 euros y a cambio tienen la obligación de trabajar o estudiar, además colaborar con iniciativas del barrio como ésta.

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