Sobrio pero precioso regalo el que le hace el Athletic Club al "primero de Lezama" en el día de su cumpleaños. 62. Bonito número. Mágico. Especial por irrepetible. Zorionak, Urkiaga! ¿O debería llamarte 'Santi'? Me gustaría tener a mi lado a tu primo Urbina. A 'Txufi'. Al que deseo totalmente recuperado luego de haber pasado 'lo suyo' en tiempos pretéritos a este desastre con resultado de 'presión permanente y revisable'. A Txufi, sí. Para que me dijera cómo se refirió a ti aquella tarde de sábado en la que fuimos en tropel a tu encuentro. A tu casa. En esa barriada justo enfrente del Municipal de Las Llanas.
Luego de siete maravillosos años en el 'Cole' de los Hermanos de La Salle, el curso anterior, tras completar cuarto de bachillerato, nos habíamos despedido. Adiós le dijimos a las aulas. La docencia no se podía estirar. Pero sí, nuestra vinculación con aquel patio superior al que decidimos seguir yendo los sábados a la tarde para jugar unos partidos de fútbol que nos sabían a gloria. Aquella tarde [1972 - 1973], Luis Javier Ortiz de Urbina 'Txufi' sintió la necesidad de que estuvieras con nosotros para darle un 'toque Athletic' a aquellos partidazos.
No llovía. Condición 'sine qua non'. El agua convertía aquel cemento descascarillado en una superficie peligrosa. Bajaste de casa y te sumaste a la convocatoria. Un lujo para nosotros. Dos temporadas atrás el Athletic te había captado luego de convencer a los ojeadores en el primer 'Torneo de Semana Santa' que se celebraba en Lezama. Hoy, el '2' sigue siendo el número de tu dorsal. Por entonces, sin embargo, eras un 'siete'. Extremo derecho. La banda del 'patio de arriba' se te quedaba corta. Partidazo. Exhibición. El balón, como si fuera tuyo. Impresionaba ver tan de cerca tu poderío. Un privilegio para todos tenerte aquella tarde como si fueras uno más de 'los nuestros'.
En Semana Santa de 1973, un grupo selecto de esos con los que aquella tarde de sábado habías jugado decidió apuntarse al torneo del Athletic. Recuerdo el bote desde la Benedicta a Lamiako. El tren en 'Ciudad Jardin' que nos llevaba a Lezama. Sentir la emoción de pisar aquellas instalaciones tan recientes. Nervios de niños que se están vistiendo de futbolistas en uno de los vestuarios que hoy quedarían detrás de la portería sin tribuna del campo en el que juegan las 'Leonas' y los 'cachorros' que adiestra el 'Gallo'.
No te recuerdo aquel día. Pero seguro que estarías viéndonos. Animándonos. 'Txufi', tu primo, era uno de los nuestros. Fisicamente muy hecho. Jugaba arriba. De nueve. Era muy rápido. Su mejor virtud. Y se llevaba bien con la pelota. Pero no pudo ser. La presión nos superaba. O tal vez el análisis de la derrota era más sencillo: eran mejores y por eso nos derrotaron. Y como el sistema era 'copero' y a partido único, nos mandaron a casa. En lo que respecta a mí, no me enteré de la fiesta. Mi despertar habría de llegar dos años después. En La Florida.
Nos vimos en el mejor escaparate: ¡Lezama!. Observados muy de cerca por Milorad Pavic, el míster que estaba a punto de darnos la Copa frente al Castellón. Podría ser engaño de una memoria que se dispara en pleno 'confinamiento', pero, atrevida ella, me permite visualizar ese momento en el que el técnico del primer equipo del Athletic [que habría de ser entrevistado por José María García la noche previa a la final del Calderon] se integra al partido para ejercer de árbitro en su segunda mitad.
Nos fuimos a casa, sí. Pero nunca olvidarás, Santi Urkiaga, que a tu primo Urbina el Athletic le echó el lazo. Llegó a jugar una temporada en el infantil del Athletic. Ese infantil que tú habías estrenado gracias al filtro de aquel Torneo de Semana Santa que te conduciría a la gloria de las llamadas 'dos ligas de Clemente'. La aventura 'zurigorri' de tu primo fue corta. Los famosos 'descartes'. O acaso que a 'Txufi' no le gustaba sentirse atado. Socio del Sestao Sport él desde tan pequeño. Qué llorera cuando perdió su carné y en la sede del Club de la Alameda de Las Llanas le tomaban por mentiroso.
A mediados de la década de los noventa de este pasado siglo tan 'escapista', el fútbol nos volvería a unir. Y de modo hermoso. Tú entrenabas al mejor los 'Athletic infantiles'. Ese Athletic que despachaba los partidos con goleadas que no cabían en los marcadores: 16-1, sirva el ejemplo. Yo dirigía al Menesianos. Un equipo muy bonito en el que destacaban peloteros como Alberto Pérez y Ander Lafuente. Ambos recalarían en Lezama. Un logro exitoso para todo niño de entonces. Aquella tarde, en el extinto y llorado ['Crimen contra el Futbol'] San Roque, luego de una espera angustiosa porque el arbitro no aparecía, tus jugadores y los míos saltaron a la arena: ¡si supieras la ilusión que les hacía enfrentarse al Athletic!
Enfrentarse y algo más. Competir. De tú a tú. Se creían capaces de derrotar a 'tu Athletic", Santi. Y cómo quitarles yo esa ilusión que les hizo dar de sí lo que nunca habían dado. Que era mucho. Ese Menesianos jugaba muy bien. Llegaba a la cita rebosante. Descarado. Tanto, que me vi obligado a levantarles la voz para que no se sumaran en masa al ataque.
Marcasteis en el primer minuto. Un córner nos sorprendió. El equipo tiró de orgullo y, tras una primera mitad soberbia y llena de 'tuteos', se fue a la caseta con un 1-2 que le permitía soñar. Sueño que duró lo que duran los duelos que pierden el sentido cuando el poderío físico de una escuadra programada para jugar un día en San Mames se termina imponiendo. De no haber sido por la desigualdad de los cuerpos, tal vez otro gallo habría cantado al final de la partida. Así lo entendiste también tú, Santi Urkiaga. Me acerqué a tu banquillo a estrecharte la mano en gesto de deportividad, y les regalaste bonitas palabras a mis jugadores.
Me quedo con eso. Los chavales no se enfrentan al Athletic todos los días. Hay quien no lo hace nunca. Que les quiten lo 'jugao' a Alberto [uno de los grandes medio centros de los que ha disfrutado La Florida], a Ander Lafuente, el 'repartidor de fútbol', o sea: ¡mi debilidad!, y a todos aquellos que se sintieron tan importantes enfrentándose a ese fantástico Athletic infantil que tú entrenabas, mi querido Santi Urkiaga.
Importante me sentí yo también. Y feliz por, tantos años después de la 'partida', tenerte otra vez a mi lado. Muy cerca. Cerquita. Compartiendo la misma barra de un 'bar-cafe'. El 'Rompeolas' de 'Tiri' y Fernan Paz. Situado al otro lado del Colegio de los Hermanos de La Salle. Jugaba el Athletic fuera de La Catedral y tú te habías acercado a ver el partido. Estábamos pocos en el 'garito' de 'Tiri'. Intimidad en aquella 'Sesión de tarde'. No recuerdo ni el rival de los leones ni el resultado. Me quedo contigo. Con tu presencia.
Y, en especial, con esa emoción tan fuerte que se desató en mí al creer que el tiempo retrocedía violento y alcanzaba 'aquella tarde' de la temporada 1972-1973. Cuando, con tu primo 'Txufi' a la cabeza, te fuimos a buscar a tu casa enfrente de Las Llanas. Urbina tocó el timbre. Te asomaste a la ventana. ¿Bajas a jugar?, te preguntó el hermano de Eguzkiñe. Bajaste. Viniste. Fuiste la 'estrella invitada' de uno de aquellos partidos sabatinos 'post-cuarto de bachillerato'.
De 'siete', no de 'dos'. Extremo derecho. Una exhibición fue lo tuyo. Quizás un tanto 'abusador' tu comportamiento. Un balón para ti; otro, para nosotros. Distorsión del reglamento que tan sólo se da cuando una velocidad desmesurada altera el espacio y el tiempo. ¿Quién ganó? Ganamos todos. Luego de tantos partidos disputados contra la 'clase' de Sarabia [clase de 'curso' y de 'calidad' apabullante], me había llegado la hora de ser uno más en ese patio de arriba del colegio de La Salle de Sestao donde se curten los niños llamados a ser en un futuro leyendas de un Club, como el Athletic, que no olvida que el 19 de Abril de 2020 "El primero de Lezama cumple 62 años".
Zorionak, Santi Urkiaga!... ta Urte askotarako!