Las recomendaciones de Ernesto Valverde en el Museo Guggenheim

Es bien sabido que el exentrenador del Athletic Club de Bilbao o del FC Barcelona, Ernesto Valverde, comparte su pasión por el fútbol con la que siente por la fotografía. El 'Txingurri', el técnico con más partidos en el banquillo rojiblanco, apadrina el CFC (Centro de Fotografía Contemporánea), situado en el Edificio Ensanche de Bilbao, y ha publicado varios libros, como por ejemplo el titulado 'Medio tiempo'.

Al preparador de Viandar de la Vera le han llegado a definir sus cercanos como "un fotógrafo-poeta en el proceloso mundo del fútbol". Una actividad que le enganchó ya incluso cuando era jugador profesional, cuando realizaba fotografías a sus compañeros del Athletic, por ejemplo, en las tediosas concentraciones en hoteles previas a los partidos.

Algo que le sirve para disfrutar y a la vez evadirse de la presión resultadista y mediática del deporte rey. Su íntimo amigo, el autor literario Bernardo Atxaga, apunta que "las fotografías de Ernesto Valverde son al mismo tiempo delicadas y duras, como si estuvieran hechas por dos manos: una mano japonesa que vela por los paisajes, particularmente por los interiores, y una mano alemana que se encarga de los retratos. A veces ambas actúan juntas, como ocurre sobre todo en las que toman como sujeto a personas de poca edad", explica el autor de 'Obabakoak'.

"Son fotografías que muestran un mundo el que cualquier persona se sentiría sola. Solitarias parecen, efectivamente, la mayoría de las personas que aparecen en ellas", dijo Atxaga de las fotografías de Valverde

Ernesto Valverde, un amante del arte y la cultura

Es el suyo un perfil algo atípico en el mundo del fútbol. Literatura, pintura, fotografía, le gusta mucho el arte aunque odia que le pongan etiquetas de intelectual. Hoy, coincidiendo con el Día Internacional de los Museos, ha recogido en un vídeo sus principales gustos a la hora de visitar el Guggenheim de Bilbao. Al 'Txingurri' le sobrecogen las obras de Anselm Kiefer expuestas en el Museo, como Las célebres órdenes de la noche (1997). “Un firmamento imponente. Sobrecoge un poco. Es algo que todos hemos sentido alguna vez, sobre todo en esas noches de verano con todo el cielo estrellado”, desvela.

"La de Kiefer es una de mis salas favoritas del museo, porque es un artista que a priori tiene cosas difíciles de ver, pero que sin embargo tiene cosas que a mí me resultan maravillosas”, asevera Valverde.