O la plantilla es mala o a Garitano no le sirve ni Dios

'Año y medio de soledad'. 'La primavera del patriarca'. 'El fútbol en los tiempos del coronavirus'. Una triada de libros. Podría ser. Pero no. No se trata de literatura. Aludo directamente al entrenador del Athletic Club. Aquel que, el curso pasado, tras asumir un desafío de vértigo, salió triunfante. Salvado el equipo, en 'tierra de todos', así la directiva saliente como la que a punto estaba de entrar, señalando al héroe gritaron: "¡Renovación!". Una temporada más para Gaizka Garitano. "Se lo ha ganado".

Confianza total en el técnico de Derio. Fe, así también, en su proyecto. Ciega, por tanto. Porque tener fe es creer en algo que no se ve. Un futuro incierto. Por construir. Desconocido. Se le dio el cetro de mando. Y a esperar. Que vinieran bien dadas. Por supuesto. Porque el auge de Garitano en San Mamés conllevaría misas de gloria en la Catedral. En todo día. A toda hora.

El técnico del Athletic debería asumir, sin embargo, que la salvación sería un objetivo relegado. Para redimir al Athletic fue convocado. Para empezar de cero fue renovado. Aquellos hechos por los que había sido alabado tanto no conllevaban puntos de propina en el casillero de la clasificación. ¡Ahí te quiero ver, Gaizka, en busca de un sueño! Porque de la pesadilla ya nos habías librado. La vara de medir a Caparrós. A Bielsa. A Valverde. A Ziganda. Y esa última con la que se castigaron los dedos en piña de la mano zurda de Berizzo. La vara de tantos. La vara de todos. Tu vara, Garitano.

Tras el paron, 'aprobado con nota' el duelo con Simeone, la cara roja por el 'muy deficiente' de Ipurua, el Real Betis de su tan apreciado 'Rubi' visitaba la Catedral con el 'cartel' de la esperanza 'todo vendido'.

Teniendo en cuenta ese particular modo suyo de gestionar la plantilla en los dos partidos anteriores, uno se temía lo peor

Que el Betis, con ese fútbol que desarboló al 'Portu' en el partido copero de La Florida, hiciera lo propio con un Athletic al que su entrenador, cual capataz, explota de una manera inmisericorde. Cuando la fatiga y la lesión son males que irán a más con el progreso de la competición, Garitano, desmarcándose de sus colegas, juega al 'nueve' fijo y la variante del 'dos'.

Solo él, Garitano, sabe por qué lo hace

El periodista, como temeroso, calla, y de seguido escribe. Se hace cargo de las nueve alteraciones que ofreció el Real Valladolid en su pugna ante el Atlético de Madrid. Los cinco 'cambios a la carta', como si con él no fueran. Rehuye. Renuncia a su derecho. Inacción. No decide. O sí. "Juego con once, doce, trece, catorce y no va mas".

Y a la hora de los partidos, como en la vida del Lute: "camina o revienta". El portero, la defensa, el doble medio centro, Rulo, Muniain y 'Guili'. Vesga, Cordoba, y no sigue porque le da pereza. La plantilla le viene grande. Si por él fuera, le ahorraría al Club una docena de fichas. Con harto dolor porque "con 'Sanjo' y Beñat claro que cuento". Cuento chino.

Frente al Betis, y luego del histórico gol de Iñigo Martínez, uno empezó a temblar: ¡La que se avecina! Mientras su 'admirado' Rubi habría de utilizar sus cinco cartas allá en ese momento del cansancio y la fatiga, el técnico de Derio, dispuesto a morir o matar con las botas de sus titulares puestas. Reacio al cambio.

Conservador pero suicida. Lo que tiene en el banquillo, lo que en la tribuna se sienta, un plantel que no le gusta. Tan 'tuercebotas', a su parecer, los que no juegan, que prefiere competir con cinco cojos antes de pasar por el aro de los cambios. ¿Quién demonios confeccionó y sostiene esta plantilla?

¿Por qué Garitano no le puso a Alkorta los puntos sobre las íes?

Veinticinco, para qué, si por Garitano fuera, el reglamento retrocedería a los tiempos en los que el cojo goleaba porque no se contemplaban los cambios en el reglamento.

El asunto es muy serio. Ante el Betis, mientras su 'idolatrado' Rubi se atrevía a hacer 'tríos' desde el banquillo, el Athletic, por esa fobia de Garitano a los que no son de su cuerda, preparando esa rueda de prensa en la que se diría: "jóvenes, sin fichajes, estoy orgulloso; esfuerzo tremendo, Europa, competición.

El Betis ha comenzado el partido ya con un gol por su más largo descanso; Yuri y Rulo, pidiendo el cambio, Muniain estaba muerto; dar descanso, algunos están reventados; exigencia máxima que aceptamos; nuestras ocasiones, las suyas; el empate no lo habría discutido; "¿Rubi?"... De los mejores, un gran tipo, le deseo lo mejor". ¿Algo que objetar? ¿No? Pues eso: como si lo que dice Garitano fuera a misa.

Y como parece caer en gracia, más allá de 'su once' y los cambios a la altura del 90', ahí tenemos a una plantilla de la que a Garitano no le sirve ni Dios. O se equivoca el de Derio... o este plantel es más malo que la carne del pescuezo. Lo que queda de esta edición de LaLiga Santander y la siguiente. De no variar en número y esencia... ¡La que se avecina!

Y las RRSS, echando humo. Como muestra, un irónico botón: "Se acabó la sesión de sufrir, por hoy".