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El fútbol: Religión, entretenimiento, lucha de poder...

Marcos Gaspar

Según la RAE la definición de religión es: Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. Otra definición atiende a un sistema de creencias, costumbres y símbolos establecidos en torno a una idea de la divinidad o de lo sagrado.

Así, la religión es la doctrina que liga fuertemente al ser humano con dios o los dioses. Son muchas las figuras del mundo fútbol los cuales hablan de este como una religión. Al leer la definición que se le da a este término, uno puede observar varias similitudes y palabras clave entre estos. Creencias, sentimientos de veneración, prácticas rituales, culto, sagrado...

Este apunte nos acerca a pensar que el fútbol puede llegar a ser un tipo de religión. Mi opinión es que la realidad que vivimos los futboleros en nuestra relación con este, evidencia matices muy similares. La religión conlleva una manera de vivir, de pensar y de actuar que unifica a un grupo de personas con una misma ideología, una devoción y un culto común hacia algo más grande que estos.

Esto también se llama “fútbol”. Estas dos corrientes son el mayor exponente capaz de generar una pasión, una lealtad, veneración, fervor y una pleitesía sin igual.

'El fútbol moderno es un puro negocio con escasos sentimientos', dicen en las RRSS.

El fútbol es el detonante de la mayor expresión de las emociones que yo he presenciado en mi vida. En ocasiones parece hasta irracional, si el observador no es un beato del fútbol claro. Pero es que el fútbol no es solo un deporte, es mucho más.

Hay millones de personas que viven por y para el fútbol, muchas sin ni siquiera trabajar ni formar parte del mundo laboral en torno a este. El fútbol se asocia al entretenimiento principalmente, pero la realidad es que uno no acude al fútbol solo para divertirse. Un aficionado al fútbol, se refugia en su congregación cuando está triste o no está pasando un buen momento; cuando necesita un respiro de la semana; cuando quiere juntar a la familia; cuando quiere ver a los amigos; cuando quiere socializar y conocer gente; da igual lo que ocurra en tu vida y el grado de importancia, tu cita con tu equipo siempre está ahí y no puedes faltar.

He visto partidos de fútbol en bodas; velatorios; situaciones de alerta; fiestas de celebración de importancia, etc... y esto en muchas ocasiones podría parecer una falta de respeto o una incoherencia, pero la realidad es que en la mayoría de los casos se permite. A la gente que no le gusta el fútbol le toca vivir aceptando que forma parte de nuestras costumbres, de nuestro día a día , de lo cotidiano. Y como ocurre en la religión, existen diferentes creencias dentro de este “mundo”, tantas como equipos de fútbol existen en el planeta.

Cada afición de cada equipo, es fiel únicamente a su religión/creencia, y es conocido por todos que existen religiones simpatizantes, pero no conexas. Existen dioses también dentro de esta religión, que pese a que cada una de las creencias tiene sus propias deidades, también se reconocen las de los demás, e incluso se llegan a admirar e idolatrar.

Talleres de reminiscencia en Mestalla. El fútbol contra la pérdida de la memoria.

Lo intrigante y llamativo de este deporte es que además de generar todos estos sentimientos y formas de vida, sí, por supuesto es un entretenimiento, pero no uno cualquiera. Hablamos de un entretenimiento que no solo consiste en un día concreto y una hora. Las películas, las series, los espectáculos, los medios de comunicación, redes sociales, etc... forman parte del entretenimiento de un individuo de a pie, y cada cual tiene su atractivo y sus medios para engancharnos a estos.

Las películas y las series nos generan, emoción, pasión, amor, intriga, satisfacción, etc... los espectáculos expectación, asombro, risas, miedo... y los medios y las redes aportan información, veracidad, realidad, controversia, debate, polémica, interés etc... Cada uno tiene su atractivo, pues el fútbol aúna todo esto y todavía más.

Es cierto que existen tipos de aficionados al fútbol

El social, el oportunista, el obligado, el esporádico, el fanático, el hooligan, el 'posturoso', etc... pero todos ellos acaban cayendo en las redes del fútbol, por la cantidad de opciones de las que estamos hablando. Un ejemplo muy claro de esto, es cuando juega la selección. Es realmente increíble lo que significa la selección nacional para cada país. Te guste, lo odies o seas indiferente a este, el mundo se para cuando la selección juega un partido importante.

La afición de San Mamés, la caja de resonancia del 'Sentimiento Athletic', como dijo Marcelo Bielsa (Foto: LaLiga).

Esos 22 jugadores pegando patadas a un balón representan a todo un país. Y hablamos de historia, de tradiciones, de conflictos, ideologías, de carácter, personalidad y mentalidad. Nuestros jugadores representan quienes somos, qué características y valores nos simbolizan y qué somos capaces de hacer con estas.

Nuestra selección, es decir nuestro país, se mide frente a los demás, en una competición que desvelará quién es el mejor. Este dilema se lleva planteando desde los orígenes del ser humano en forma de luchas de poder, conquistas, distinciones, clases, estatus y todo aquello que nos diferencia a unos de otros.

Es inherente en el ser humano este comportamiento, y el fútbol resulta ser un medio en el que existen unas normas, una ética y unos valores los cuales permiten realizar esta medición de manera “casi” civilizada. La raza, la política, las clases sociales, la economía, el estatus... aquí nada de eso es relevante, en el fútbol todos tenemos las mismas oportunidades de base.

Es una lucha de igual a igual, sin complejos, sin prejuicios, ventajismos o desfavorecimientos. En este juego, el pobre o con menos recursos se puede enfrentar al poderoso en igualdad de condiciones. Y resulta que es un medio donde no solo vale el ser fuerte, o muy listo, sino que es un conjunto de variables en el que puede más a veces la pasión, que una buena estrategia.

Existe una especie de juez íntegro que parece da la razón y dicta sentencia en favor del que realmente parece la merece. Aunque como bien es sabido, la vida no es siempre justa y como esta, el fútbol muchas veces tampoco.

Global: El fútbol se vive con un alto grado de pasión también en Angola, por ejemplo.

Este fenómeno, puede llegar a ser tan poderoso, que es capaz de desviar nuestra atención acerca de temas prioritarios en nuestras vidas, y esto los políticos lo saben. Desde la antigua Roma ya existía el concepto “panem et circus” por el que mantenían el control de las ciudades a través de la comida y el circo/espectáculo. Esto les distraía y les mantenía alejados de los problemas reales que había entonces, y ocurre hoy día con el fútbol en sustitución del circo.

Esto lleva muchos años sucediendo, pero se vio muy claro en España en los grandes años de la selección, cuando ganamos las Eurocopas y el Mundial, en los cuales sólo se hablaba de fútbol en todos lados, y la gente no se fijaba tanto en los problemas del país.

La conclusión a todo esto para mi, es que el fútbol es una realidad o mundo paralelo a la vida, que puede darnos la oportunidad de aprender y formarnos desde una perspectiva diferente. Quizá esta sea la clave para probar la Supersimetría o el descubrimiento del Bosón de Higgs, no lo sé.

La certeza es que el fútbol tiene un gran impacto en el mundo, y es un medio increíble de unión entre personas de diferentes religiones, países, razas y clases, por lo que debemos valorarlo como tal, no solo por la parte competitiva, sino por la cantidad de oportunidades que nos brinda. Si aprendemos a usar el fútbol de la manera correcta, todos podemos salir beneficiados.

Estamos ante un fenómeno extraordinario y lo único que consigue acercarse a algo semejante, son otros deportes localizados según el continente. El fútbol y el deporte son “algo más, aprendamos a usarlo debidamente”.

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