"El día que lo iban a 'matar', Gaizka Garitano se levantó pronto. Necesitaba tiempo para ultimar los detalles de la preparación del partido que le enfrentaba al Elche CF". Nadie imaginaba que tras el choque, Elizegi, su presidente, lo habría de cesar. Nadie, excepto la directiva. Nadie, excepto él, Garitano. Con un quizás. Con un acaso. "Yo siempre quiero que el Athletic gane, esté o no esté yo.". 'Esté o no este'. ¿Un adelanto de lo que apenas dos horas después habría de suceder?... "Para este año que empieza deseo [entre otras cosas] que al Athletic Club le vaya muy bien". ¿Una segunda pista?
Sorprendente, y hasta sospechoso, que su destitución se haga producido tras una victoria [1-0] en LaLiga frente al Elche. Un partido de juego más o menos aceptable. Asumible. Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario. El marcador, apretado, no es reflejo fiel de lo sucedido en el verde. El Athletic debió irse en el marcador hasta completar una 'minigoleada'. Porque pudo. Porque opciones para marcar las tuvo. Varias y muy claras. Estaba siendo la tarde de Muniain. La de De Marcos. La de un Williams soberbio. Como si con su derroche de juego quisiera crear una 'Resistencia' a fin de proteger a ese entrenador suyo que le había hecho partícipe de una burrada de partidos sin interrupción.
Iñaki, moviéndose por todas las zonas del ataque. Iker, asumiendo el mando. Oscar, demostrando que lo que Bielsa le había enseñado lo tenía dentro de sí, y no, en el saco del olvido. Fueron ellos. Formando trilogía. En Trinidad convertidos porque oficiaban en el interior de una Catedral sagrada. En San Mamés. Combinaciones de tres elementos tomados de tres en tres. He ahí a Williams, caído a la banda derecha. He ahí ese balón por fuera para evitar a dos defensas.
Y a De Marcos, que, sorpresivamente, ataca el espacio libre corriendo por dentro.
Cuando le vi a Oscar conducir hacia la línea de fondo, a mí mismo me vi sentado en mi 'butaca' de socio, mirándole a De Marcos a la cara [¿Cómo lo hacen?]. Yo, embobado. Y él, luego de haber apurado al máximo a fin de que la defensa ilicitana se hubiera ido al garete, tocándola de lujo. Pase de la muerte. Y a la hora del remate 'ejecutor', el más difícil todavía.
Vuela Muniain. Como Cruyff en aquel partido del Bernabéu. No se elevó tanto. Todo a escala de su menudo cuerpo. No será ortodoxo el remate. La cosa va de recursos. Se lanza. Ataca el balón con su pie derecho. El borde exterior de la planta. Quizás entrara en juego el tobillo. Cazó el balón, en todo caso. Corría el 25'. El Athletic, por delante. Pero uno cree que Garitano ya sabia que la suerte estaba echada [porque, a pesar de la cera en sus oídos, los cantos de las 'sirenas de Marcelino' eran más estruendosos que las trompetas de Jericó], suerte echada, sí, lo sabía, al contrario de lo sucedido en 'Crónica de una muerte anunciada', en la que el que habría de morir era el único que ignoraba la celada de su propio asesinato.
Poco antes de las 14:30, el Athletic era ganador. Pero Garitano era un hombre herido de muerte. Obligado a fingir. Que la orquesta siga tocando. Que el juego no se detenga. Que el fútbol del Athletic no cese. No sería Garitano el que estropeara su último partido al frente del Athletic. Él y un grupo de elegidos lo sabían. El resto, o sea todos, contentos por los tres puntos que parecían amarrados. En cuanto al futuro y negro destino de Garitano, unos, en Babia, otros, en la Inopia, y los más frioleros, en los 'Cerros de Úbeda', por aquello de sus generosa climatología .
Leyendo y leyendo un partido en el que el Athletic acumulaba méritos para irse de lejos en el marcador. Unai Simón habría de darnos un susto, sí: esa alocada salida suya. Eso fue al final. Una vez que Williams, Muniain y un De Marcos tan desatado como en la 'Era Bielsa' hubieran acumulado méritos como si al servicio de su entrenador. En vano, compañeros. Garitano seguía en su área técnica. De pie. Contemplando las últimas secuencias del juego de sus leones. Gozando de su condición de entrenador del primer equipo del Athletic.
Qué pena de despedida, pensaría Gaizka. Qué lástima que en el día de mi Adiós La Catedral esté vacía. La habría preferido con el público rugiendo aunque el césped se hubiera llenado de almohadillas de la Casa de Misericordia. Dejó de meditar. De hablar para sí. Miró su reloj y sintió en el corazón una punzada al ser consciente de que el "regreso a un tiempo y lugar ya pasados le resultaría imposible". ¡Nostalgia!
Regresar a 2018. A San Mamés. Cuando, como elegido, le regaló al Athletic aquella primera victoria luego de un partido agónico que Aduriz consiguió matar desde el punto de penalti. Era el Girona de un Iraizoz colosal. Garitano había cumplido lo prometido. "Llegar muchas veces, centrar muchas veces, rematar muchas veces". La cosa fue bien.
Salvó al Athletic del descenso a los infiernos, es decir, nos salvó a todos. A partir de ahí, todo fue un despropósito parido por las directivas que lo avalaron. Porque una vez cumplida su misión, Garitano debería haberse apartado del mismo modo que José Manuel Esnal 'Mane' se echó a un lado de seguido a salvar al Athletic en la segunda temporada de aquel terrible 'Bienio Negro'. O Elizegi no haberse 'calentado'.
"Palabras para Julia", Paco Ibáñez, cantando a Goitisolo. Elogios, flores, una calle en el mismísimo cielo, qué se yo. Tanto halago, tanto, y no saber que los halagos debilitan. Que Garitano fuera virtuoso un día. Lo fue. Pero a la vuelta de sus primeras vacaciones, el vino se empezó a volver hiel. Empezó a llover. Y llover. Hasta que menos de dos horas después de la victoria, alguien, en mala hora, de malos modos y a destiempo entendiera que 'llovía sobre mojado". ¡Qué corta fue la dicha!. ¡Cuánto tiempo, el malgastado!
Post-Scriptum:
"La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros"
Esa es la historia Garitano, que tu no crees en el fútbol que nos dan las victorias, crees en el fútbol ramplón, en el fútbol ultra defensivo, para un equipo de puede dar muchísimo más de si. Has tenido tiempo y tu seguías a lo tuyo, solo cuando te apretaban cambiabas, es imposible aguantar algo inaguantable. Has estado más tiempo del que te merecías y ya vale con la final de copa. Hemos llegado a una final que no merecíamos y de milagro. Hemos podido estar en Europa y gracias a tu fútbol conservador no hemos entrado, ya vale de faltar a la verdad!!! Que tengas suerte que la vas a necesitar.