“No sé si lo que me gusta es el fútbol, o, simplemente, el Athletic". Lo dijo Carmelo Bernaola en su día. El arreglista de aquella música sin letra que cantábamos dando vueltas por el viejo barrio de La Florida. No tenía letra aquel himno festivo que tarareábamos cuando la felicidad que nos provocaba ser niños nos desbordaba. El Athletic que se equipara al 'yo más profundo'. El Athletic, algo nimio, liviano. El Athletic como alma que se pone a régimen hasta conseguir dar 21 gramos en la báscula. Tan poco peso y, sin embargo, máxima categoría cuando se sube a ese ring que el reglamento permite que pase de cuadrilátero a rectángulo. De hierba es el suelo, no sintético. A la lona no caen los jugadores, al césped lo hacen, y sobre la hierba se revuelven tras el gol, superficie esplendorosa.
Lo que Carmelo Bernaola llegó en sentir en el crepúsculo de su vida lo siento yo desde un tiempo muy lejano a esta parte. Se lo leí a principios de este siglo al que le ha dado por enloquecer. Jugaba el Athletic en Pucela. Dos veces en el mismo año. 2002. Fue a la hora de recopilar material que acompañara a un Cuaderno de Viajes que me topé con ese dicho tan profundo. Podría ser que el fútbol no le gustara al maestro de Otxandio. Que fuera el Athletic lo que en verdad amara. Que el balompié fuera sobrepeso. Lastre que nos lastra. Lastre que no podemos arrojar mientras viajamos en el globo aerostático que sobrevuela San Mamés en los días de partido.
De estar a no estar pasó Garitano. De ser a no ser. 'La insoportable levedad del ser', que diría Milan Kundera. Marcelino García Toral. O ese grupo del que no pretende ser sino la cabeza visible. De ahí que conteste siempre en primera persona del plural cuando le preguntan por su trabajo. 'Trabajo' es la palabra. Pero no una palabra cualquiera. 'Trabajar' es el verbo. Que al conjugarse como es debido, su fruto, el del trabajo, alimenta el corazón, el alma, todo ese universo de sentimientos por el que viajaba el bueno de Carmelo Bernaola. Y si el fútbol no era para él, si todo siguiera siento Athletic, aún, hoy día, qué estará sintiendo el bonachón de Otxandio en ese Parnaso que habitan los seres virtuosos.
Una semana entre nosotros y ya pidiendo. Siete días, y ya esperando. Metido de lleno en el Real Madrid vs Athletic, y todo mi ser en un temblor. Málaga. La Rosaleda. "Dame lirios, lirios, y rosas también". Si, como sucede con la poesía y el olor de las flores, se le exige a uno que dé una explicación sobre el fútbol del Athletic, o sobre el fútbol y el Athletic, es que algo no hemos terminado de entender. Ni terminado ni haberle dado inicio a esta dualidad que, de seguido a nacer, comenzó a viajar por el carril izquierdo de la memoria. Por la izquierda, sí, porque el fútbol lo inventaron los ingleses. Entró por El Abra. Lamiako, Portugalete, La 'Campa de los ingleses'.
Athletic vs RealUnion inaugurando San Mamés en 1913.
Desde que lo vi vestido todo él con ropa del Athletic, Un entrenador más ganado para la causa del Athletic, me dije. Cuando "el dentista" se ofreció a extraer colmillos a los Leones en San Mamés, temor, miedo por él, Que no le pase nada malo, mi frase como plegaria. Su alegría por el gol de Williams la hice mía. La derrota final ante el Barcelona la gestioné como el primer tropiezo de una carrera suya que yo había asumido en ese momento de firmar en la parte baja de su contrato.
¿Se notará su sello?, preguntaba. ¿Pinceladas de su estilo, tal vez?, interrogación del que quiere lo mejor. Para él. Como si Marcelino fuera esa figura que, de arriba abajo vestido del Athletic, hiciera nuestra la sonrisa. Que no hubiera llanto aunque pañuelos para secarlo, de sobra. Pero bueno: ¿un partido de futbol o Athletic tan solo? Marcó 'Rulo' porque nos debía una explicación a tod@s aquell@s damnificad@s por su estupida expulsión. Dobló su cuenta ejecutando de lujo a Courtois. Cero a dos goles. Modosito el Athletic. No se busque mejoría exagerada. El 'Athletic de Garitano' le había tuteado al Real Madrid en Valdedebas. Son las ganas. Esa espera de que Marcelino termine culminado el plan que se trae entre manos. Faltaba un mundo. "Noventa minutos ante el Real Madrid son muy largos". Es en la Rosaleda, oiga, Que más da, 'Dos goles como lirios', dame lirios, dame [más] goles, y rosas también. Y dame, o no me la quites, dame la sonrisa de Marcelino. Porque si él sonríe, el Athletic lo hace también.
Fue fusilar 'Rulo' al portero merengue y entrarme unas ganas locas de que el partido terminara. Era fútbol. Quedaba un mundo. A un ex jugador, entrenador, socio del Athletic y cronista...¿qué cosa mejor que disfrutar de un partido entre dos de los tres históricos de la Liga Santander. Si se trataba de fútbol, cómo entenderse que el árbitro redactara en el vestuario que el partido había finalizado justo en el momento en el que Rulo había ejecutado al portero sin miramientos. Fue entonces, cuando 'los de Marcelino' se habían ido en el marcador con una cierta suficiencia, que me vino a la memoria lo que en su día acuñara Carmelo Bernaola. Si él, Fútbol, Athletic, y entre los dos, la incertidumbre que provoca el no saber qué es lo que realmente le gusta a uno, el cronista sintió. Y en su sentimiento no había dudas. Ni siquiera una. ¡Que se acabe el partido, por favor! Pita ya, Martínez Munuera! Porque lo que a mí me atrae y me interesa, lo que me gusta y amo, lo que me apasiona, lo que la vida me da, lo que la vida me quita no es el fútbol. Es el Athletic lo único que me interesa.
Como a Marcelino García Toral. Tan poco tiempo en Lezama. Tan pocos días susurrando a los leones. Ese aquí mando yo y el pendiente te lo quitas y te lo metes por 'ahí'. La derrota ante el Fútbol Club Barcelona. Ese tiempo para los entrenos gracias a la brava Filomena. Intuir tanta ilusión. Quedarse pasmado ante el busto de Gainza. Haberse subido al último tren. Defender arriba, en medio campo, o hacerlo atrás. Pita el final, partido, no quiero verte. Fútbol que no me gusta. Que aborrezco. La nada y de repente. ¿Fundamos un Club? ¿Le llamamos Athletic?
Venga. Vale. Ciento veintitrés años después, lágrimas en los ojos de Marcelino Toral. Athletic en vena. Ha caído el Real Madrid de Modric, Benzema, Hazard, y ese prodigio alemán que le dicen Toni Kroos. En La Rosaleda. "Dame rosas, rosas, y lirios también". Flores que taponen el cañón de la pistola con la que se juega a la ruleta rusa. Rosas. Athletic. Lagrimas de verdad en los ojos de Marcelino.
Memorias de lezama los leones están de caza tienen hambre