Si nos ceñimos a los goles está claro que el Athletic Club de Ernesto Valverde está mostrando una cara muy diferente en San Mamés con respecto a los partidos de LaLiga Santander que juega lejos de Bilbao. Los 'Leones' han logrado un único gol en las tres jornadas que han jugado en la Catedral, frente a los ocho, sí 8, obtenidos en sus dos salidas para medirse al Cádiz CF y al Elche CF, a 4 por barba.
La explicación futbolística más racional es que cuando juegan como locales los equipos están más obligados a abrirse, a llevar la iniciativa delante de su público y a tratar de dominar los partidos. Mientras, que cuando les toca jugar en San Mamés, muchos de esos equipos vienen descaradamente a lo que ahora se le llama jugar en 'bloque bajo'.
Es decir, lo que toda la vida se ha denominado poner el autobús delante de su propia portería para cerrar cualquier espacio al Athletic.
Todo eso de los autobuses está muy bien, pero también es cierto que hay que hacer autocrítica. Por un lado, es conocido el dispar éxito del conjunto rojiblanco en la relación de llegadas al área, ocasiones de gol creadas y remate final. Partidos como el del RCD Espanyol, con 17 remates y tan solo dos entre los tres palos de Álvaro Fernández, son indicativos de la falta de pericia que denunciaba años atrás el DT argentino Marcelo Bielsa.
Y otro factor en casa es la menor utilización de los extremos, seguramente por esa falta de espacios. En la derrota ante los 'periquitos' el Athletic mostró una nefasta tendencia a agruparse con la mayoría de jugadores de ataque por dentro, desperdiciando el tradicional juego rojiblanco en Bilbao de abrir el campo y poner centros desde las bandas una vez desajustadas las defensas.
Dos navarros. El ex del Torino está siendo uno de los baluartes del arranque de curso con 10 de 15 puntos. Situado en el costado izquierdo el de Barañain trabaja, percute, centra, tira a gol en cuanto puede (lleva 3 dianas en 5 jornadas), siempre pensando en cómo hacer daño a la zaga rival. Ya nadie discute su fichaje.
Pero en Elche se le ha unido el menor de los hermanos Williams. Nico ha limpiado el cabreo de verle salir andando del campo cuando el Athletic perdía 0-1 con un partidazo en el Martínez Valero en el que hizo lo que se le pide y fue realmente trascendente. Rascó un penalti, volvió loco a su marcador, también Nico de nombre, y se coronó con un golazo por toda la escuadra después de una bicicleta digna del maestro Manolo Sarabia. Su primer gol en liga tras los 2 previos anotados en la Copa del Rey.