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Ladrones del fútbol que yo amo

Kuitxi Pérez

El 'Portu', por un motivo y el Athletic, por otro. Como si algo, o alguien, hubiera urdido un plan destinado a terminar con el fútbol; aunque, a decir verdad, el foot-ball, el de verdad, o sea, el que inventaron los ingleses, agoniza luego de haber sido herido de muerte en noches como aquéllas, ésas, éstas, esta última en la que a Gil le fue ofrecida la fruta del Manzano y decidió saborear el gusto de la prevaricación. Tras pagar religiosamente mi carné de socio, he dejado de ser de la partida en el Municipal de La Florida; tras pasar por caja como socio del Athletic Club, llevo ya un tiempo rumiando el hueso de la deserción.

Luego del delictivo arbitraje de 'Gilma' con la necesaria ayuda de González González a los mandos del VAR, el vaso de mi conciencia se halla justo al borde de ser colmado. "A veces", escribe la psicóloga Valeria Sabater, "la gota que colma el vaso es una lágrima y solo entonces te das cuenta de que no puedes más". ¿Y cuando uno no tiene ganas de lagrimas? ¿Qué hacer? ¿Tentar a la suerte de frecuentar San Mamés para que sea el paso tiempo lo que colme el vaso?

Gil Manzano amonesta a Iñaki Williams en el duelo ante el Barça en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Tengo miedo, ay de mí. Un cierto pánico a que los derroteros del fútbol terminen por derribar el altar sobre el que descansa este Athletic al que L'Equipe le dijo "Caso único en el mundo". Palpitando en el corazón de Iribar sus 80 años de vida, camisetas negras de portero bajo los travesaños del mundo, el fútbol resultó vejado en esta noche de marzo en la que el Fútbol Club Barcelona visitaba San Mamés convencido de que haría acopio de los tres puntos.

Como si el destino. Como si por inercia. O tal vez Truman, guiñol humano cuyos hilos maneja el que en 'las alturas hilvana'. Cuando Truman es el árbitro, el Athletic, esa ciudad toda ella un decorado en la que 50.000 almas asistían en vivo al enésimo capítulo de un show que la televisión ofrece para todas esas gentes que no quieren ser vistas comulgando en publico con ruedas de molino.

Nico Williams se protege ante Gavi, del Barça, en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Cansado de ser Sísifo. Cansado de serlo así el Athletic como yo. Cada semana, una colina; cada partido, una enorme piedra que empujar pendiente arriba. Estoy cansado. Tan cansado que, como dice el poeta, a la hora de sentarme "lo mismo me da la sombra de un ciprés que la de un álamo". Y es que, cuando al poderoso, al rico, el dinero se le cae de los bolsillos y hasta un ciego puede verlo, desaparece el pudor y el sentimiento de vergüenza.

Resulta entonces, porque así sucedió, que, en un momento dado, el preciso, el decisivo, cuando Iñaki Williams iguala la contienda con un gol de orfebrería, euforia en la Catedral, cabezas azulgranas gachas como gesto de resignación por el hecho irremediable, sucede, se decía, sucedió que todo se detuvo. Menos el tiempo. Que, cual 'moviola' controlada, retrocedió violento hasta detenerse en esa imagen en la que De Jong a punto estaba de dañar el cuello de Muniain con los tacos de su bota alzada.

Entre el juego peligroso del medio centro blaugrana o la ley de la ventaja con la que facilitar la progresión del Athletic, el señor Gil Manzano se decantó por una tercera opción que nadie sino 'el que en las alturas hilvanaba' se había sacado cual conejo de su chistera de 'mago' con ganas de joder.

Gil Manzano, en el partido ante el Barça en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Fue entonces que 'Gilma' resurgió de su mundo sombrío. Desaforado, se echó a correr con el dedo índice de su mano derecha señalando un lugar que hasta ese momento no existía. Eran horas ya para la Luna. "¿Qué afición es ésta que, en lugar de fijarse en el tiempo y el espacio que señalo, clava sus ojos en este dedo mío que al cielo alzo en las noches de mucha luna? ¿Gol anulado? Y si fuera de juego no había, ¿falta de quién? "Mano de Iker Muniain" nos aclara Gil Manzano.

¿Y el juego peligroso previo de De Jong que descompone la figura de Muniain? "No sé de qué me habla: es más, ante sus palabras necias, mis oídos sordos".

Y antes de alejarse, movidos sus hilos de guiñol por el que en las alturas hilvana, Gil Manzano, Truman malicioso porque es consciente de su condición de actor, me miró con ese aire de suficiencia que respiran los jueces que se sienten por encima de la 'inmensa mayoría'. Como en la película aquella de Sydney Pollack en la que parejas desesperadas se apuntan a una maratón de baile con 1500 dólares como premio final. 'Danzad, danzad, malditos'. "Mientras los leones fuerzan los límites de su resistencia física y psíquica, 'seres morbosos' se divierten contemplando su sufrimiento".

• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista

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  1. Javier Castaños

    Además de todo eso el Barça quiere denunciar al Athletic por insultos y gritos de "A segunda oé ".Ya no recuerdan que en los precedentes era su canción preferida cuando el Athletic no andaba bien.Paciencia , sabemos lo que tenemos que aguantar de estos seguidores de mil banderas

  2. Joan Mula

    Y decían que Gil Manzano era peñista del Athletic... Pues menos mal.