Doce de agosto. Demasiado pronto como para tratarse del inicio de una liga. Acaso la semifinal de aquel Torneo Internacional veraniego que la directiva de Jon Uranga Uriarte había decidido recuperar. Tal vez un choque de prestigio con motivo del 125 aniversario del Athletic Club. Ni lo uno ni lo otro. Era la 2023-2024 que se echaba a andar en San Mamés.
Era el Athletic, que se presentaba en la Catedral ante 48.927 fieles. ¡Qué barbaridad! Nunca se vio que un gentío tan numeroso se congregara al amparo de un 'bautizo'. Era imprescindible la figura del Real Madrid, ya se dijo: “El que no tiene 'padrino' no se bautiza”.
Advertidos del 'clásico' evento, Movistar decidió comprar los derechos para ofrecérselos a 'su gente' en exclusiva. Movistar + la liga: el palo y la zanahoria.
San Mamés. La Catedral. Y en la 'capilla' del vestuario local, los leones rezando el 'Padre Nuestro'. Hasta allí llegaron la cámara y el micrófono. "Gure aita / zeruetan zarena", pero en castellano, para que se pudiera decir, "Como en los viejos tiempos, San Mamés conserva la esencia". Estaba en el contrato de la exclusiva. Y resultó, ya de primeras, que el padrino apretó al bautizado casi hasta el ahogo.
Tomando en cuenta la ultima referencia entre ambos rivales, nadie, yo, al menos, no, esperaba asistir a la debacle de los de Valverde. Porque lo sucedido el (23-1-2023) invitaba a la esperanza. Un grandioso partido [una suerte de 'Confirmación' para el Athletic] que el visitante amarró por la falta de puntería local y el instinto asesino de Benzema y Kroos. Ninguno de los dos estaba en el verde, sin embargo.
Con respecto al Athletic, eran cuatro las piezas que le faltaban a aquel equipo que consiguió estar a la altura de los blancos: Yuri Berchiche, Zarraga, Oihan Sancet y Berenguer.
¿Por qué el Athletic ofreció una imagen tan penosa? ¿Por qué esa inferioridad propia de un púgil que se tambalea sobre el ring? ¿Por qué ese juego impreciso, inconexo? ¿Por qué esa condición física que lo convertía en un muñeco roto en manos de un Real Madrid que apenas tuvo que recurrir a las faltas?
¿Demasiado pronto, tal vez, como para alarmarse? ¿Demasiadas bajas en la línea defensiva? Nico, Unai Gómez, Iker Muniain: ¿carne para el degüello? Mientras, entre Unai Simón e Iñaki Williams, grandes espacios, inabarcables para un Athletic que sufría sin necesidad de que el rival blanco lo apretara.
Si, como dice el señor Uriarte, "Valverde es el mejor entrenador para el Athletic", deberá ser Ernesto el que consiga armar el mejor equipo sirviéndose de una plantilla que él ha tomado por buena.
Un once ideal en el que se echa en falta a Yuri, victima de un verdugo al que no le pesa la conciencia; Carvajal, moviéndose ufano por el verde de San Mamés ["acción" le decían por la tele a aquella cobarde agresión]. A Sancet, "a falta de coger la forma". Y a Berenguer. Un futbolista determinante al que Valverde le mira ya con malos ojos.
¡Ahí te quiero ver, Txingurri! Porque de ti dicen que eres "lo mejor que le puede pasar al Athletic".
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista
Directivos tacaños nuestros que estáis en los cielos santificado sea el Athletic vengan a nosotros los jugadores gratis hágase tu voluntad de destrozar el Bilbao Athletic aquí en lezama como en el primer equipo,no nos dejes caer en la tentación de dimitir, cesar al entrenador o hacer fichajes buenos y perdónanos nuestras deudas así como nosotros recaudamos las multas a nuestros aficionados más libranos del rock and roll,salvame de lux
Me parece que la religión no va ayudar al Athletic porque el fútbol es ateo