"Misa de dos en la Catedral". Al sofocante calor de los días pasados se le atribuía el color amarillento del doloroso césped de San Mamés. El pronóstico advertía de que todo habría de ir a peor. Verde, que te quiero verde, pero ya son marrones los terrones que se desgajan sin miramientos. Ya se ocuparán los operarios. Lo pensaban, así los unos como los otros. El fin estaba justificando los medios. Que se desbarate por completo si ello conlleva que el Athletic Club pierda el aliado de este tapete en el que acostumbra. Que se convierta en feudo de topos donde el balón vaya de aquí para allá como liebre azorada, como conejos que el prestidigitador saca de su chistera y los va aventando cual semilla de ese anticristo al que llaman Belcebú. La pasión según Satanás. Sin duda. Se trataba, entonces, de comprobar si el Athletic era capaz de llevarse el partido al huerto...
Huerto. Huerta. Verde, marrón, negro de tierra. El Cádiz, "perro de hortelano" que no propone fútbol ni permite que los leones se lo propongan a fin de que el partido vaya languideciendo hasta llegar al extremo de que los ojos de los parroquianos empiecen a tener ganas de lágrimas. Cede la superficie. Va cediendo. Pan y Circo. El bocadillo de tortilla de patata y el color amarillo de una arena que se inyectó con el fin de que el agua ya no fuera la superficie propicia. San Mamés se sume en un silencio del que nada se sabe, del que todo se espera.
Aquí, ahí, allá. En un punto y en el contrario. Líneas que se trazan para marcar las distancias más lejanas. Poleas que no se ven. Diez, quince, veinte hombres las manejan para que, en la arena del Circo, por sorpresa, aparezcan bestias, esclavos, mártires, gladiadores. El público enloquece. Cuando todo se inclinaba hacia un tedio insoportable, lo que albergaba el Hipogeo emerge para alegría de una gente que había venido con ganas de emociones fuertes. He ahí su locura. La fiesta. El espectáculo. Nunca digas nunca jamás porque cuando parece que el Athletic se ha ido, comparece. Desde el hipogeo, ya se dijo.
Había sido todo tan metódico y parsimonioso, que, cuando el equipo empezó a regalarse como en fuegos artificiales, el ¡Oh! de la una contagió el ¡Oh! del otro. Y así, arengado el equipo desde el graderío del coliseo, De Marcos volvió a ser ese "Gudari" que Jose Iragorri bautizó para que apadrinara a Guruzeta en el primer testarazo mortal de la tarde. Cruz de navajas. Cuchillo.
Espada de este hombre que, a nada que se lo proponga, vestirá capa negra de Zorro como Aduriz: ¿tenemos ya al 'nueve' que con ansia desmesurada esperábamos?
Aunque Nico no esté. Aunque Yeray se aguante las ganas en el banquillo. Qué equipo tan extraño este. Qué peculiar nuestro Athletic. "Caso único en el mundo" es, y por eso lo queremos tanto. "Bestiario en el Vestuario". Tras lo de Oscar y 'Guru', lo de un 'Búfalo' cuyo secreto reside en la barba, del mismo modo que en su melena la famosa fuerza de Sansón.
Leones, todos. Con ese 'cruce de pantera' que convierte a Iñaki Williams en el paradigma de la pureza. Hay que ver la exhibición de tanta virtud concentrada en un solo futbolista. L@s que, en la larga travesía de sus años, le han negado a Iñaki el pan de su trabajo y la sal de su talento deberían saltar a la arena para acompañarlo en la ejecución del magnífico tanto que plasmaba en el luminoso de la Catedral lo que se dio en llamar "goleada perfecta".
Hay un ciclón apodado 'Iñaki'; hay un hombre de banda derecha que, en la madurez de su carrera, se ha desprendido de todo tipo de ataduras para poder ser más veloz que el viento cuando agita las alas que en las sandalias que calza posee Hermes, dios mensajero.
A la espera de que en la tarde de Lezama el cielo descargara de lo lindo, a eso de las cuatro de la tarde, la Catedral terminó como si las Termas de Caracalla. Caldera de Taburiente. Desde el punto más elevado, Valverde y los suyos, como si el castigo no hubiera sido suficiente, se dedicaron a lapidar a un ejército que, triste y derrotado, reculaba por el Barranco de las Angustias buscando el mar por el pasillo de Tazacorte.
¡Este Athletic, sí! ¡Este Athletic! Si en San Mamés sometió al Cádiz con tenacidad y soltura, ¿por qué no hacerlo con todo tipo de rivales en jornadas como ésta?
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista
Pues al margen de tu estilo florido, churrigueresco, estoy de acuerdo con el fondo y el final.