"Hay que ser respetuosos con los profesionales como yo lo soy con todos"... Palabras de José Bordalás al final de la contienda, de la lucha, del enfrentamiento, de la refriega, del triste espectáculo en el que se convierten los partidos del Athletic Club cuando en su camino se le cruza este Getafe señalado en su frente con la marca negra de Caín. "Vagarás por el mundo como alma en pena, pero nadie te pondrá la mano encima: tu muerte no será violenta".
Ahí sigue, por tanto, el alicantino de las gafas de intelectual y esa barba trabajada a conciencia por las húmedas manos del barbero. Para distinguirse aún más, para que Iñaki Williams no se confunda a la hora de señalar a ese entrenador al que le tiene "bien calado", no sería mala cosa que el alicantino se dejara crecer la barba hasta alcanzar la magnitud de la de Asier Villalibre.
Bordalás, el 'hombre inquietante' que dentro de sí encierra un infierno que le alimenta para, durante y al final de los partidos, ser capaz de oficiar con naturalidad de 'abogado del diablo'.
Y sin embargo, airoso, una tras otra las sigue ganando. Es él contra el mundo. No hay equipo en la liga que se sentara a la mesa para com-partir el pan y beberse el vino. Va recaudando enemigos allá por los estadios que visita. Y sin embargo, por medio de su verbo bien aprendido, elogia al que le afea, y ama al que lo desprecia. Éste es José Bordalás. "Respetuoso con los profesionales como" él lo es "con todos". La última muestra se la reservaba para "la Catedral del fútbol español".
Fisicamente fuerte, mentalmente indestructible. 🔋🔜🕺🏿 pic.twitter.com/RIzOn0VnLE
— IÑAKI WILLIAMS (@Williaaams45) September 28, 2023
Agonizaba el choque cuando el míster del 'Geta' le regaló a San Mamés uno de los gestos más miserables que se han llegado a escenificar en un campo de fútbol. Iñaki Williams, desatado, volaba por la banda izquierda en lo que se dio en llamar "un ataque prometedor".
Al mismo tiempo, a la altura del área técnica del Getafe, Bordalás y Carmona, el que manda y el que obedece, código gestual interiorizado, que ahorra palabras que podrían ser leídas en los labios, que deriva en el ingreso al campo del jugador cual saco terrero que se desploma con la intención de que el árbitro se asuste y detenga el juego.
Díaz de Mera, un señor que se movía por el campo, un maletilla que pretende 'chupar' cámara, manda a parar el juego con el consiguiente enojo de Iñaki que, a estas alturas de los partidos, no está por la labor de tragarse ruedas de molino. Algo muy grave y evidente debió suceder para que, a la altura del banquillo azulón, futbolistas, técnicos y empleados conformaran una melé con tintes de tangana.
Antes, de seguido al inicio, me sorprendió, por novedoso, el juego de un Getafe que había llegado a San Mamés para repudiar el 'patadón y tente tieso'. Arrancando desde una retaguardia poblada por cuatro 'bigardos' [en su acepción de altos y corpulentos] con buen manejo de balón, el Getafe, veloz, buscaba las bandas en las que construir las bases para enviar al corazón del área balones envenenados. De Marcos, Yuri Berchiche, "el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos", no daban a basto para defender las dos ventajas que el Athletic fue capaz de alcanzar.
La segunda, magistral golpeo de Iñaki, cuando los leones llevaban toda una segunda mitad jugando en inferioridad por la expulsión injusta de Sancet: elevó la pierna, contactó con el balón, sin llegar a golpear a un rival que se había entrometido, sin venir a cuento, con su cabeza. Aún en inferioridad, el Athletic tuvo la victoria 'a tiro de no muchos minutos'. Habría sido una proeza. Vencer al Getafe de Bordalás. Que ofreció en la Catedral un fútbol distinto al que llevaba su sello. Pero que cerró la pelea con una refriega utilizando el bastardo cuerpo de uno de sus jugadores.
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista
VERGONZOSO lo de este señor, de SU ESTILO DE FÚTBOL propio pero más lo son aquellos que le dan cancha y no afean sus acciones. Hay que joderse que pida RESPETO
Es su estilo, lleva 20 años jugando igual. Lo que hay que hacer es contrarestarlo y no entrar en su juego
Dice que respeta a los profesionales. A quien no respeta es al fútbol ni a los aficionados, da asco ver a su equipo, jugadores de nivel que no lo demuestran porque su entrenador les hace jugar otro fútbol, un fútbol de perdidas de tiempo y de fingir. Asqueroso