Nico Williams y el poder de los representantes: "El Athletic a merced de Magefesa"

Se dejó ver en La Florida. Prepotente. Roturando la banda derecha como el que sabe que el oro líquido resultante de la cosecha será para él aunque el Portu llegue al instante final luego de haber trabajado de trueno. Para Nico Williams y sus compañeros del Bilbao Athletic habrá de ser la llovida [2-3] tras marcar de penalti el 'Cohete de ébano' y errar Adrián Güemes su lanzamiento desde el punto fatídico.

El Club Portugalete terminaría perdiendo su condición de equipo de Segunda B luego de que cuatro penaltis errados provocaran el cese de Ezequiel Loza. Iban Fagoaga terminaría dándole la puntilla al Portu a pesar de llegar al relevo con el equipo muy bien colocado. El futuro talento del Athletic Club Nico Williams había empezado a mostrar sus virtudes en el escaparate de ese "pequeño Anfield" que para Ezequiel Loza era su amado feudo de La Florida.

Marcelino le da la oportunidad a Nico Williams en el Athletic

Nico empezaba a coger la rueda buena de su hermano, Iñaki, un velocista que también respondía a la hora de ascender. Marcelino le exigía que su fútbol se expandiera más allá del regate. Se esmeró Nico. Tanto, que empezó a poner en entredicho el puesto fijo de Berenguer, primero, y el de Iker Muniain, después. Rebajado su hermano mayor a labores de banda, la zurda se convirtió en su hábitat natural con una pierna cambiada.

Luis De la Fuente se hace eco. De la Premier y y otras 'exquisiteces' le llegan cantos de sirena, mar del norte, allá donde el Titanic, el Athletic le facilita cera para taponar sus oídos, cera al viento, echada a volar, el sol la deshace, Nico oye, y escucha, ni verifica ni desmiente, como el que quiere y no quiere, como el que se deja querer.

El tiempo pasa. El contrato que firmó con el Athletic se va haciendo viejo.

La 'masa'. De la misa la mitad. Una parte, preocupada; la otra, con el alma en vilo. Y los que nunca se pronunciaron, llegado el momento, en el cielo ponen su grito silencioso. Callan. Porque no están por la labor. De que el Athletic, "caso único en el mundo", que no es de nadie y de todos es, esté a merced de 'Magefesa', la metáfora de una empresa de representantes que tiene la sartén por el mango.

Representantes. En singular o plural. "Tainta's veces te dije / que antes de hacerlo / había que pensarlo muy bien / que hasta unión de nosotros / le hacía falta / deseo, dinero y prestigio también/ y ahora tratar / de renovar / con vano afán / este tiempo perdido / que nos deja vencidos / sin poder conocer / eso que llaman amor / al Athletic / para vivir... ¡para vivir!".

Noviembre aúlla todavía. Félix Tainta alerta: "Cada vez queda menos tiempo / cada vez está más cerca"... ¿Menos tiempo, para qué?... ¿Está más cerca, el qué?...

Nico Williams delega en su representante. El mismo Nico Williams que, hace un tiempo, instado por la prensa, se dirigió al universo Athletic: "Podéis estar tranquilos; todo va bien".

A falta de decisiones concluyentes que pongan fin a este sin vivir provocado por la renovación de un jugador del Athletic, me rebelo ante el poder que han adquirido las 'empresas de representantes', dedicadas a 'colocar' y llevarse 'jugosos pellizcos'. Un reto en toda regla a un Club, en este caso el Athletic. Me rebelo, de igual manera, o con mayor intensidad, ante estos futbolistas que, habiendo elevado a los altares la suerte de su vida, habiendo dignificado con su fútbol a su familia valiente, se plantan con un halo de soberbia ante el Club que los acogió hasta el extremo. Amado y alabado por sus  hechos, Nico Williams. Se cuide de sí este hombre / Se cuide de él solo / porque hay un placer / perverso en creer / merecerlo todo / Porque el mismo don que lo levanto / puede ahogarlo en lodo".

Nadie por encima del Athletic. Y si el representante y el representado creen tener la sartén por el mango, si en el juego de la espera encuentran regocijo, que sepan que la tortilla que están cuajando es española, gala o francesa. Ceder al chantaje de "un tiempo que se consume". "Tenéis que estar tranquilos, todo va bien", mientras hay una afición tan fiel e inocente que es capaz de esperar hasta el extremo.

Nunca, jamás, aquí o allí, de ninguna manera. Por encima del Athletic no se coloca ni dios. Porque Dios es ese ser en el que, cuando era niño, Javier Sádaba creía cuando se iba a la cama luego de haberle visto ganar al Athletic.

• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista