Cita: "Yo, que sin saber qué es el Athletic Club, no sé si soy yo el que lo vive o es él el que me vive a mí. Así que no seré yo el que os jure nada"... "Este equipo tiene alma", acuñó en su día Joaquín Caparrós. Sucede que Athletic Club y espíritus o almas hasta alcanzar el millón coinciden. No hay otra. Sería inconcebible una locura como la del jueves, 11 de abril de 2024, sin el alma de por medio.
De Athletic y [su] afición se habla cuando se refieren a un San Mamés repleto que jalea y festeja; a una Gabarra que surca la Ría contracorriente. A bordo de la expedición, los héroes; a ambas márgenes, dejándose la vida en cada intento de ver, mirar y llorar, inmaculadamente vestidos con la zamarra zurigorri, niñ@s, jóvenes, mujeres y hombres, y esos otros seres madurando a la espera del gran día.
A uno de sus heterónimos, Fernando Pessoa le atribuye: "Nada queda de nada / Nada somos / un poco al sol y al aire retrasamos / cadáveres aplazados que procrean". Parecería terrible si no fuera la certeza de la muerte lo que en realidad nos motiva para seguir viviendo a manos llenas.
Aupado a la balconada de la Escuela de Náutica de Portugalete tuve una visión, descansando estaba, revelación a la espera desde aquel primer día en el que mi entendimiento asimiló la palabra "Athletic". Se escondía la Gabarra al otro lado del muelle de Las Arenas. Allá donde el "Marítimo", junto a la playa de Las Arenas. De pronto aparece, surge, pero es como si emergiera, Hela ahí, nos advierte mi hermana Paloma. A mí y a Tatiana, la dulce colombiana que llegó a tiempo para gozar de "El milagro de la Gabarra".
Tras evitar la 'Barra de arena' [que tantos naufragios provocara en su día] la pericia del remolcador, consciente de que dentro de mí la verdad revelada habría de derivar de un fogonazo tan breve como eterno, cerré los ojos para que el sentido de la vista no me engañara.
El Athletic. Qué es el Athletic. Me acordé de lo que un día le escuchara a Andoni Zubizarreta: "Somos los privilegiados que vestimos la indumentaria que los que están al otro lado del campo nos prestan para que juguemos por ellos y en su nombre".
Nunca había escuchado una apreciación tan sentida y certera. A partir de ella, al fundirse los que juegan con esa montonera ingente que se viste como los leones pero que, por cuestión de número, no puede entrar en la 'convocatoria', nos encontramos en un escenario unificado. "Athletic Gara gu", "Athletic GU gara"... "Gu Athletic gara". En juego el 'galdegaia' que en Euskera premia a la palabra que se coloca justo delante del verbo.
Cierto día le escuché a José Saramago decir: "Dentro de nosotros existe algo ilocalizable y que no tiene nombre: !esa es la esencia del ser humano!". El mundo entero fue testigo. Admirando. Fascinados. Pero sin terminar de entender el por qué un equipo de fútbol era capaz de llamar la atención del planeta a pesar de que sus hermanos estén en armas.
Y es que el Athletic no es un equipo de fútbol. Tampoco, un Club. Se trata de un virus que los estudiantes venidos de Inglaterra a finales del Siglo XIX inocularon a nuestros mayores. Un pinchazo, uno tan sólo, y el Athletic, dentro del cuerpo, ya y para siempre. Genética en vena que se traspasa así que, como escribió Pessoa, "Cadáveres aplazados somos que", afortunadamente, "procreamos".
Para que, así, tras casa proyecto de vida concluso, haya otros dos, tres o cuatro que salten alborozados al paso de la Gabarra, soñando que, como niños y niñas del presente, en un próximo futuro habrán de ser l@s futbolistas que en Lezama trotan a las órdenes de David Aznar y Ernesto Valverde.
No es un equipo, decía, ni siquiera un Club. 'Gehiago da' este Athletic que nos vuelve locos. Porque, habitándonos, siendo el espíritu o el alma que, sumados a tantos otros, se convierte en legión que 'guerrea' en los campos de batalla de los cinco continentes, nuestra victoria está asegurada porque, aun asumiendo que somos "cadáveres aplazados que procrean", será siempre más el Athletic que nace y transmite que el que muere luego de haber dejado su legado corriendo por las venas de los que tanto amó antes de traspasar la línea definitiva.
"NUNCA CAMINARÁS SOLO", le cantan a sus jugadores del Liverpool en 'Anfield'. Detengámonos. Reparemos en que, allí, en la Premier, afición y equipo son distintos. Camina el Liverpool, como si fuera un ente claramente diferenciado de toda esa gente que lo hace a su lado.
El Athletic Club, sin embargo, al ser un 'no se qué sentimental' que, adherido al alma o al espíritu, nace cuando abrimos los ojos a la fascinante luz de este mundo, no necesitará jamás de una afición que lo acompañe a fin de que nunca camine solo. Porque cuando nosotr@s caminamos, el Athletic avanza; y cuando es el Athletic el que se mueve, arrastra, aunque la fuerza escasee, al que Athletic nació por genética heredada. Qué locura. Posesión. Poseídos.
Esta locura que nos habilita para afirmar que no era Iker Muniain el que lideraba la fiesta, sino Miguel Ángel Puente, Alberto Negro, Ramón Basaldua, José Manuel Monje, Iván Martín, Raúl Jiménez, o Asís Martín. Que los pétalos rojos y blancos lanzados a la Ría a la altura de San Mamés honraban en la misma medida la memoria de Macu Briones y Txutxi Aranguren, de Luisfer Baranda y Txetxu Rojo, de Gerardo Flores y Mariví Barrenetxea, la amatxu del Redactor Jefe de ElDesmarque Bizkaia. De Jose Iragorri...
• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista