Sí. Ya sé que el dicho reza "ver para creer". Pero es que cuando, ojos abiertos, veía lo que estaba sucediendo en el estadio 'Vallecas' de la 'Calle del Payaso Fofó', no daba crédito. Necesitaba cerrarlos para creer que el Athletic Club estaba siendo capaz de mantener a cero la portería de Unai Simón.
'No ver para creer', entonces. Incapaz, sin embargo, de seguir el partido a ciegas, decidí verlo, aunque ello conllevara no creer en lo que estaba viendo. Luego de tanto tiempo intentando 'conquistarlo', Unai Simón estaba a una hora de 'ganar' [el] 'Zamora'. La ciudad del Duero y el Románico que se hizo carne en la figura de un portero llamado para la gloria de su trofeo.
Nunca un equipo estaba siendo capaz de fingir tanto y tan bien. Fingía tan completamente que hasta fingía ser calamitoso el fútbol calamitoso que estaba escenificando.
Si la consigna previa era librar de todo mal a su portero, los jugadores del Athletic, empeñados en el arte del engaño y el disimulo. Ya de salida, el Rayo, que estaba de fiesta, se hizo dueño del juego y del partido.
Cuando querían y como querían llegaban al área de Simón. Como si todos se llamaran 'Pedro y en su casa', generando tal desbarajuste en la 'leonada' que el poeta tuvo que regresar para preguntar al que hilvanaba el juego del Athletic de Valverde, "Estás borracho, o qué".
A la deriva, insultando a la afición y a la inteligencia emocional del universo Athleticzale...
Así se defiende el trofeo Zamora, pregunto. Incapaces de asociarse con tres toques. De inventarse un pase con sentido. De superar la línea medular. Qué desastre. Como si adrede. Vergüenza ajena ya que la propia brilla por su ausencia. 'Ver para no creer'. Seguir viendo con el riesgo de perder la fe. Y, lo que en verdad importaba: que Unai Simón se quedara sin 'el Zamora' en el último episodio de la liga.
Tendríamos que esperar a las últimas palabras de Ernesto Valverde para entender el por qué del naufragio colectivo de la primera mitad. "Entre lo de la puerta a cero" y que "no funcionamos bien cuando especulamos, sino cuando arriesgamos y jugamos arriba", nos ahogábamos emparedados por "un que sí y un que no". "Flojos", a merced de "un Rayo muy superior que nos ha podido hacer varios goles".
Valverde se manifiesta como si el desastre no fuera con él. Como si no hubiera habido una preparación del partido.
Como si las cosas sucedieran porque sí. Cuando la deriva nos pone nerviosos y hace peligrar la suerte del Zamora es cuando Valverde realiza el análisis de lo que no tendría que haber ocurrido. Como el bombero que ataja un fuego de origen desconocido. Como el que sale al rescate de un gato que pide auxilio en el tejado. El enviado. El salvador. El que soluciona un mal que crearon otros.
"Era obvio cambiar cosas, jugadores y la dinámica del juego para parecernos a nosotros". O sea que, primero genero el caos, para provocar desorden y pánico, y después llego al rescate para que mi nombre esté en boca de todos cuando Unai Simón recoja el trofeo Zamora de manos del 'Txopo' Iribar.
• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista
¡Vaya artistaza!
® Mila esker marrazkiagatik, @amarusskiii 😍#AthleticClub 🦁 pic.twitter.com/8NOVsNzXby
— Athletic Club (@AthleticClub) May 27, 2024
Sólo con leer el titular ya se sabía su autor. Otro palito sinsentido más al Txingurri, con otro ladrillo en forma de ensayo anárquico. Al cual hay tanto para refutar que no merece la pena hacerlo, porque lo único que busca es llamar la atención, no informar. Periodismo ? o Egocentrismo? AUPA ATHLETIC
Afloja ya, poeta!!