El centrocampista argentino Augusto Fernández, fichado por el Atlético de Madrid al Celta de Vigo el 1 de enero, vuelve como jugador visitante al Estadio Municipal de Balaídos apenas doce días después de su último partido como local en ese mismo estadio, defendiendo la camiseta celeste.
En muy poco tiempo, el futbolista nacido en Pergamino (Argentina) hace 29 años pasará de acudir a Balaídos cada quince días como uno de los baluartes del club vigués a visitarlo como integrante de la plantilla del actual líder del campeonato, con el que ya ha tenido su primera titularidad, en el encuentro contra el Rayo Vallecano correspondiente a los octavos de final de la Copa del Rey.
Su último partido en el estadio vigués fue un Celta-Athletic de Liga en el que fue titular en el centro del campo junto al danés Daniel Wass. Disputó 77 minutos, hasta que fue sustituido por el serbio Nemanja Radoja, en la derrota celeste 0-1 por un tanto del exjugador del Atlético Raúl García, ahora con los bilbaínos.
Menos de dos semanas después, el futbolista argentino podría incluso repetir titularidad -esta vez en el centro del campo rojiblanco- según lo ensayado por Simeone el viernes -hoy no probó un once como tal-, con lo que formaría de inicio por segundo partido consecutivo con su nuevo club, tras el del Rayo Vallecano.
En la rueda de prensa de este sábado después del entrenamiento en Majadahonda, el entrenador, en cualquier caso, no confirmó su titularidad en Balaídos: "Todavía no lo tenemos claro y veremos los once que saldrán desde el inicio en consecuencia de todo lo que rodea al partido, caso lluvia, viento, barro..."
Augusto, apodado 'el Negro', ha transitado entre la medular celeste y la rojiblanca gracias a una reconversión de jugador de banda a medio centro relativamente reciente, ya que disputó su primer encuentro en esa posición hace un año.
Jugó su primer partido en el eje del centro del campo el 10 de enero de 2015 contra el Valencia (1-1), cuando Berizzo buscaba soluciones a la crisis de seis derrotas ligueras consecutivas que había encadenado su equipo. Volvió a la banda los siguientes encuentros, hasta un Celta-Córdoba decisivo en el que fue de nuevo ubicado en el medio y su equipo ganó por 1-0.
A partir de ese momento se estabilizó en el carril central del Celta, cuajando buenas actuaciones que hicieron que a finales del pasado mes de noviembre, cuando Tiago se rompió la tibia contra el Espanyol, el primer nombre de un candidato para suplirle fuera el de Augusto. Aún con su compatriota Matías Kranevitter, también medio centro, firmado para su incorporación en enero.
"Estos últimos años en Vigo de la mano de Berizzo lo está haciendo muy bien como medio centro bajo y es un futbolista que está mostrando su categoría en la Liga española", aseguró Simeone el 19 de diciembre, unos días antes de que se cerrara su incorporación.
Ni Simeone, que tuvo a Augusto a sus órdenes en River Plate en 2008, ni el Atlético eran ajenos a las evoluciones del futbolista argentino, por el que el club rojiblanco ya estuvo interesado cuando formaba parte del equipo bonaerense.
De ser indiscutible en el esquema de Eduardo 'Toto' Berizzo, Augusto ha adoptado con rapidez la filosofía de la "competición interna" que abandera su nuevo técnico.
"Yo estoy acostumbrado a competir, me gusta competir y voy a competir en cada entrenamiento y en cada partido voy a dar lo máximo. Mientras más competencia individual haya dentro del plantel más se potenciará lo colectivo", dijo el nuevo centrocampista rojiblanco en su presentación.
A sus 29 años, el exjugador del Celta ve en esta oportunidad en el Atlético un "desafío deportivo", en uno de los clubes "más prestigiosos del mundo", un deseo que expresó en su despedida del Celta, recordando que ya tuvo otras ofertas para salir de Vigo.
"Cuando fiché por el Celta tenía una oferta de Turquía que triplicaba lo que acá iba a cobrar. Estando en el Celta pude irme a Catar y a China pero no quise irme. Han venido dos clubes de España y tampoco he querido marchar. Ahora sí quiero afrontar este desafío", dijo Augusto en su despedida el 1 de enero, en la que reconoció que la llamada del Atlético fue una oportunidad inesperada, una "bendición de Dios".
Ahora, volverá este domingo al estadio donde hace doce días le tributaron una sentida ovación al disputar un duelo contra el Athletic, cuando ya sabía que firmaría con el Atlético.
"El corazón me pedía que no me traicionara a mí mismo, a mis compañeros, al club y al celtismo. Me quería ir en paz", dijo entonces. Casi sin haber digerido la salida, se volverá a encontrar con la que fue su hinchada.