Vietto y el gol, una relación sobrenatural

Lo de Luciano Vietto está pasando de ser preocupante a un gran enigma. El delantero volvió a salir como titular en el once del Atlético de Madrid ante el Elche y jugó los 90 minutos, al igual que en el partido de ida en el Martínez Valero. Aquel día mostró una extraña maldición de cara a puerta y en el duelo de vuelta agravó aún más esa pelea con el gol que le persigue desde hace más de once meses.

El caso es que el partido de Vietto, dejando a un lado su puntería, no fue malo. Se asoció, retrasó sus líneas, bajó a recibir a la zona de tres cuartos, generó juego abriendo balones a las bandas, asistiendo a sus compañeros y llegando en un sinfín de ocasiones a la portería.
Pero todas esas ocasiones tuvieron un mismo resultado, y no fue precisamente el de generar una sonrisa en el argentino. A los dos minutos, ganó en carrera a su defensor y su disparo se paseó por la línea de gol. Tuvo otra clara a la media hora, en la que estuvo lento para sacar antes el disparo en un mano a mano. Y se terminó de desesperar en el tramo final del partido, cuando Vallejo acabó amargándole la noche con varias acciones claras.
Más de una decena de ocasiones tuvo el argentino desde el primer minuto hasta el descuento. Mano a mano, en velocidad, a bocajarro para rematar ante el portero, casi para empujarla. Se le cruzaba un defensor, el meta sacaba una mano milagrosa, el linier pitaba fuera de juego en el último minuto y el balón se marchaba acariciando el palo.
Ya no eran fallos, era algo más. Simeone, en la primera parte, reaccionaba de forma clara con incredulidad y luego con aplausos ante sus fallos. Ya en el tramo final, tanto el Cholo como un par de jugadores del Elche acababan riéndose de forma irónica, pues Vietto tuvo tantas ocasiones, y tan claras, que su pelea con el gol empieza a ser algo sobrenatural.