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El capitán del mejor Atlético de la historia

Licenciado en CAV. En ElDesmarque desde 2016.

Había dejado Diego Pablo Simeone un legado importante en el dorsal '14' del Atlético de Madrid. Un perfil de los que gustan a la hinchada, de esos hombres que se dejan todo en el campo en cada partido, que aman el club, que lo defienden hasta la extenuación. Un legado que era difícil de igualar... hasta que llegó Gabi.

"De pequeño no quería ser futbolista, sino futbolista del Atlético de Madrid", decía hace apenas dos años. Gabi se convirtió en una insignia. Se crió en las categorías inferiores de un equipo con el que siempre se identificó. Fiel a lo que representa el club, no tuvo fácil su asentamiento en el primer equipo. Bianchi, Pepe Murcia y Javier Aguirre no le encontraron hueco, por lo que tuvo que emigrar a Zaragoza en busca de oportunidades.

Allí se asentó en el fútbol de élite y llegó a portar el brazalete de capitán. Basta con darse una vuelta por La Romareda y preguntar a la afición maña por el centrocampista para saber el cariño que se le tiene en Zaragoza, donde estuvo cuatro temporadas antes de regresar al Atlético de forma definitiva. Había llegado su gran momento.

Lo hizo en 2011 con Gregorio Manzano, aunque aquella etapa apenas duró unos meses. Luegollegó Diego Pablo Simeone, aquel '14' que supo encontrarle hueco. El 'Cholo' le hizo fijo en la medular, alargando su energía, su capacidad táctica y su perfil desde el banquillo al centro del campo. Cogió rápido el brazalete de capitán, primero compartido con Antonio López, con quien elevó al cielo de Bucarest la segunda Europa League del cuadro colchonero. Luego lo cogió para no soltarlo nunca... hasta ahora.

Fue mucho más que un capitán: ese jugador del que todos los aficionados se sienten orgullosos. La prolongación de Simeone en el campo, un centrocampista destructor que disfrutó en 2014 de la mejor temporada a nivel individual de su historia. Nadie pasaba por la medular colchonera en un curso en el que acabó ganando la Liga en el Camp Nou y rozando la gloria de la Champions en Lisboa. Incomprensiblemente, fue insuficiente para Vicente del Bosque para llevárselo al Mundial de Brasil.

Como con todo jugador, acusó el paso de los años, pero nunca se dudó de su compromiso. Simeone fue incapaz de encontrar alguien similar que fuese capaz de representar al equipo tanto deportiva como extradeportivamente. Un capitán que incluso fue capaz de elevar el tono de voz cuando la afición protestaba por su escudo. El último curso incluso perdió algo de protagonismo en el tramo inicial, pero acabó haciéndose un hueco en el once y siendo titular en la final de Lyon, donde tuvo su último gran gesto como capitán: cedió a Fernando Torres la oportunidad de levantar su primer y último título con el Atlético. Lo que no sabía por aquel entonces es que también iba a ser su último trofeo en rojiblanco.

Decidir marcharse tiene su relación con la buena salud del club y con los títulos cosechados en los últimos años ya que, según él mismo ha anunciado en la rueda de prensa de su despedida, se marcha a pesar de haber tenido con anterioridad ofertas suculentas "por dos cosas. Una: en una semana cumplo 35 y no tendré otra oportunidad. Y segunda, la más importante, que las otras veces no me iba ganando y esta sí. En las ocasiones anteriores había perdido dos finales, y no quería irme así. Ahora me voy en lo alto, y quería hacerlo así".

Gabi llegó como un niño a las categorías inferiores del Atlético y ahora, más de 15 años después, se marcha con un hombre. Un hombre al que la afición respeta, adora y añorará la próxima temporada. Un hombre que soñaba como ser futbolista del Atlético y que se marcha como el capitán del mejor Atlético de la historia.

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