Iñaki Dufour
Madrid, 16 ago .- Diego Costa, delantero del Atlético de Madrid, completó una revancha pendiente, al frente de su equipo en la conquista de la Supercopa de Europa frente al Real Madrid, con su primer 'doblete' desde su regreso al club y como el motor y el líder del equipo, cuatro años después de la frustración de Lisboa en 2014.
El 24 de mayo de 2014, en el estadio del Benfica, con una lesión que le había apartado también una semana antes del desenlace exitoso de la Liga en el Camp Nou contra el Barcelona (1-1), en una lucha contra el reloj, contra las sensaciones y contra la lógica de la recuperación de una dolencia muscular, apenas duró nueve minutos.
A la primera jugada ya notó que no estaba en condiciones. Ni siquiera saltó en un balón largo, precisamente, frente a Sergio Ramos; nada que ver con el partido de este miércoles en Tallin, cuando su primera intervención, similar, destapó la imponente puesta en escena de un futbolista voraz, que tiene potencia y mucho gol.
Un auto-pase con la cabeza, de espaldas, que dejó fuera de acción a su marcador, otro más cuando Raphael Varane acudió a la cobertura y un latigazo con la derecha que superó a Keylor Navas resumen el resto de la acción que adelantó al conjunto rojiblanco en sólo 49 segundos, el gol más rápido de la historia de las finales europeas.
Lo celebró con rabia, puño en alto, junto a su afición, como también lo hizo después, allá por el minuto 78, cuando su equipo más requería un gol, cuando el 2-1 amenazaba con repetir las dos decepciones pasadas en las finales de la Liga de Campeones de 2014 y 2016, cuando él apareció oportuno para aprovechar un pase de Correa.
"Su partido fue extraordinario", remarcó su entrenador, Diego Simeone; una afirmación refrendada por las estadísticas de forma indiscutible: dos disparos y dos goles, una eficacia del cien por cien, en los 115 minutos y 29 segundos que jugó en la Supercopa de Europa, y su primer 'doblete' desde su vuelta al club hace un año.
Desde entonces, desde su reestreno el pasado 3 de enero en el partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey contra el Lleida, con un gol en sólo media hora, ha marcado nueve tantos y ha dado cinco asistencias en 24 duelos, 21 como titular, incluido el de este miércoles, en el que la UEFA le nombró el hombre del partido.
"Es una gran victoria, llevamos tiempo queriendo ganarles a ellos y la verdad es que estoy muy feliz. Ellos nos ganaron dos finales y siempre teníamos las ganas de hacerlo en una final europea contra ellos", expuso al final de duelo a 'Movistar Plus', mientras festejaba con sus compañeros su quinto título con el Atlético.
No era un triunfo más para él. Lo tenía pendiente desde aquella noche amarga de Lisboa en 2014, el último día de servicio al club rojiblanco en su anterior etapa, ya rumbo al Chelsea, hasta hace un año, cuando hizo todo por volver al club rojiblanco, sin sumarse a la pretemporada del Chelsea para reencontrarse con el Atlético.
Lo logró, primero en forma de cesión y luego con la compra obligatoria que ha ejecutado el Atlético este verano, ya en propiedad del equipo con el que más ha despuntado en el fútbol profesional, con el que ya suma 66 goles con los dos que anotó anoche al Real Madrid, vitales para que su equipo fuera campeón de la Supercopa de Europa, la Copa del Rey de 2013 o la Liga de 2013-14; las tres con él como un futbolista imprescindible.