Estas fueron las claves del Atlético de Madrid en el empate sin goles en el derbi frente al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu:
Diego Simeone, su entrenador, ha insistido siempre en el equipo por encima de cualquier individualidad. En su idea de fútbol, lo primero provoca lo mejor de lo segundo; un ejemplo de lo que sucedió este sábado en el estadio Santiago Bernabéu, sobre todo en el primer tiempo, en el que su conjunto se acercó a ratos a su mejor versión.
En base a su funcionamiento colectivo, como un grupo compacto que se mueve a la vez -esencial para su técnico cada pretemporada-, construyó el Atlético un empate en el derbi que también pudo ser victoria al menos en la primera parte y desató sus individualidades, todas cerca o por encima del notable en el duelo con el Real Madrid.
"En la presión, con la posesión de balón, corriendo con balón y sin él, defendiendo, contragolpeando... Hicimos todo bien en el primer tiempo. Nos faltó el gol. En el segundo, el equipo notó el desgaste", analizó Diego Godín, su capitán, al término del choque.
La concreción ofensiva es básica para cualquier equipo, más aún para el Atlético, un conjunto que necesita su eficacia arriba. Lo acusó hace tres jornadas frente al Eibar, cuando desperdició una decena de ocasiones (1-1), lo demostró en Getafe (0-2) y contra el Huesca (3-0), ganador y certero en sus oportunidades, y le faltó de nuevo ante el Real Madrid porque tuvo dos opciones inmejorables.
Las dos corresponden al primer tiempo. Una a Antoine Griezmann, otra a Diego Costa, las dos al contragolpe, las dos con un pase interior a su desmarque, desbordada la defensa del Real Madrid pero no Thibaut Courtois, que repelió las dos. Una frustración para el Atlético, que tuvo el partido en esas dos jugadas del primer acto.
"No es que la tiraran fuera, las dos las sacó Courtois", expuso su técnico, Diego Simeone, al término del choque, donde las valoraciones rojiblancas enfocaban a la misma dirección, al papel determinante de los guardametas en el 0-0. "Ha sido el día de los porteros", decía Koke. "Nos encontramos con dos porterazos. Por algo son los mejores porteros del mundo", abundó Godín.
"Una pena, porque queríamos ganar", lamentó Simeone al final del encuentro de este sábado. En esa idea insistió en un par de respuestas más en la rueda de prensa posterior al choque. El empate es un buen resultado en el Santiago Bernabéu, pero el Atlético sintió que tuvo el triunfo en su mano en el primer tiempo.
El bloque de Simeone ha visitado ya trece veces el estadio blanco, con cuatro victorias, cinco empates y cuatro derrotas, pero quizá, salvo en partidos muy puntuales, incluso a pesar de algunos triunfos, no demostró tanta ambición, tanta intención de jugar en campo contrario, presionar o manejar la pelota como este sábado, antes casi siempre más sujeto a planes de repliegue en su territorio.
"Queríamos ganar. El primer tiempo hicimos méritos para poder estar en ventaja, se jugó un buen partido de fútbol, con buenas asociaciones ofensivas, con situaciones de gol muy claras y con una gran actuación de su portero", relató Simeone en rueda de prensa.
A nivel general, colectiva e individualmente fue un buen partido de cada uno de los jugadores del Atlético, pero uno sobresalió por encima de todos sin discusión: el central José María Giménez. Quizá sin él, el empate habría sido imposible, aunque el primer tiempo fuera del equipo rojiblanco y aunque su rival apenas hizo ocasiones.
Hay al menos cuatro lances dentro de su partido global, imponente en cada acción por arriba, por abajo o en el cruce, que resumen el porqué de su actuación fundamental en el derbi: una corresponde al primer tiempo, cuando repelió un remate franco de Benzema en el área; y tres al segundo, dos frente a dos contragolpes de Asensio y una ante un pase amenazante desde un costado de Nacho.
En todos apareció el central uruguayo, repuesto de unas molestias musculares, para subsanar cualquier peligro, como también lo hizo para corregir un error de su compañero Diego Godín que provocó la salida veloz a la contra de Asensio. Ahí se cruzó Giménez, rápido, ágil, contundente, atento y rotundo en cada momento del derbi.
En el minuto 64, cuando el Atlético sufría su peor momento del partido, más por el juego que por las oportunidades sobre su portería, recurrió a Jan Oblak, una garantía siempre para el equipo rojiblanco, protagonista de una de las paradas de la noche -las otras dos correspondieron a Courtois- para sostener el 0-0.
El guardameta fue enorme, indispensable, para el Atlético en esa jugada, agigantado ante el duelo frente a Marco Asensio para contener a su rival y aliviar las dudas de su equipo en ese tramo del segundo tiempo. No necesitó más estiradas Oblak, que completó el resto de intervenciones con la colocación y la seguridad de siempre, salvo el susto que sufrió en un mal despeje ante el propio Asensio.
Sus paradas y su transcendencia en el Atlético son tan imponentes como sus números. El portero menos goleado de las últimas tres Ligas ha disputado 171 encuentros oficiales con el conjunto madrileño, con 107 goles en contra y ya con 99 encuentros con la portería a cero. No ha recibido ningún tanto en sus últimos tres duelos.