Vayamos por partes: el partido del Atlético de Madrid fue malo. Muy malo. En defensa, le llegaron cuatro veces y le marcaron tres goles, sin las paradas salvadoras de Oblak y con un José María Giménez que acabó apareciendo en todas las fotos. Se puede entender que Bale se le vaya en velocidad, pero es difícil imaginar por qué un central de su talla comete una falta como la que hace sobre Vinícius en el penalti. O en el supuesto penalti, mejor dicho.
No estuvo bien atrás y estuvo especialmente mal en el centro del campo. Simeone deberá explicar por qué Rodrigo Hernández se quedó en el banquillo, a pesar de que calentó con el grupo de titulares antes del encuentro y acabó saliendo al campo en medio de la segunda mitad. Ya era tarde: el Atlético perdía en el marcador y se sentía inseguro, sin equilibrio, sin saber por qué lado atacar o cómo ir a la presión. Rodrigo venía siendo uno de los mejores del equipo rojiblanco y sin él, se desmoronó la medular. Thomas acabó expulsado, el partido de Saúl fue fantasmagórico y Correa se hartó de perder pelotas en su clásico reverso. Así las cosas, Griezmann estuvo menos participativo que otras veces y Morata ni la olió.
O casi ni la olió, mejor dicho. Su participación en el juego fue nula, pero intervino en dos jugadas importantes. Morata, que vivía de forma plácida en el Real Madrid hasta que decidió cambiar de aires, ya sabe lo complicado que es estar ahora al otro lado. Su mejor acción fue un gol anulado por un fuera de juego milimétrico del que aún no hay una repetición clara. La pinchó de maravilla y la elevó sobre Courtois, pero el linier levantó la bandera. Ay, el VAR...
Su segunda acción fue dentro del área: Casemiro le metió la pierna y le derribó. El árbitro, de forma incomprensible, pitó falta en ataque de Morata, que no se lo creía. ¿Y el VAR? Pues ratificó la decisión del colegiado, pues lo consideraría interpretable o vete tú a saber qué. El VAR se cae conforme pasan las jornadas: excepto los fueras de juego, todas las jugadas son interpretables. Y cuando son muy justas, como el penalti de Giménez que parece ser fuera o el de Casemiro sobre Morata, ni siquiera le dan indicaciones para que acudan a revisarlas en los televisiones del estadio. ¿Para qué están esos televisores entonces, si nadie los ve? ¿Cuándo fue la última vez que un árbitro acudió a la pantalla para corregir su propia decisión. Ay, Morata, qué difícil es estar al otro lado...
Señor Lechuga ,mientras estuvo Morata en el campo el Atleti no le fue mal .Ya vasta de vikingos camuflados y usted lo es ,por lo menos con Morata SIEMPRE FORZA ATLETI. Es mi opinión.
Ya no se quejarán en la caverna ,chiringuito de jugones ,ok diario ,as,marca ,y sobre todo Floren.Sobre todo Enhorabuena al Madrid y Estrada Fdez.La montó en Valencia y ahora en el Metropolitano,la ha vuelto a montar .¿Para quien sirve el VAR .