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El influjo de Diego Costa y el retorno a las esencias

Diego Costa, en el partido ante la Juve.
ElDesmarque

Fue la mayor sorpresa de la alineación del Atlético de Madrid contra la Juventus en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones y el influjo de su lucha se transmitió a un equipo que logró un valioso 2-0 recuperando algunas de sus esencias. El retorno de Diego Costa, clave para el Atlético.

Nadie apostaba por el inicio sobre el césped del correoso punta de Lagarto (Brasil), con apenas 30 minutos en su haber ante el Rayo tras dos meses de baja por una operación en el pie izquierdo, pero era el as en la manga del entrenador argentino Diego Pablo Simeone, que advirtió el martes que "no estaba para jugar 90 minutos", pero se guardó si esos minutos serían al inicio o al final.

Cuando se daba por sentado que Álvaro Morata sería el elegido para acompañar al francés Antoine Griezmann, al mediodía comenzó a rumorearse que Diego Costa sería el elegido, una decisión confirmada una hora antes del inicio del encuentro, al que el Atlético llegaba después de dos derrotas ante el Betis (1-0) y el Real Madrid (1-3), y una victoria con malas sensaciones ante el Rayo Vallecano (0-1).

El punta internacional con España fue volcánico, como no puede ser de otra forma, pero supo reservarse en lo físico. Las carreras para la presión a los centrales corrieron a cargo de Griezmann, mientras Costa se dedicó a medir sus esfuerzos para los desmarques y pelear en los espacios cortos. Prueba de ello, una recuperación suya en los primeros minutos, para el pase hacia la carrera de Griezmann, desviado pero con intención.

La pelea de Costa incluyó, como es consustancial al jugador, el desgaste de todo tipo sobre los centrales y la protesta constante ante el árbitro y los rivales. De ahí surgió su grave error al adelantarse en la barrera de la falta que iba a lanzar el portugués Cristiano Ronaldo y la tarjeta amarilla que le mostró el árbitro alemán Felix Zwayer, que le impedirá jugar la vuelta en Italia.

Aparte de ese error, su producción de peligro fue continua, con desmarques, cayendo a banda e incluso retrasando su posición para combinar con sus compañeros. En una de sus cabalgadas, el lateral italiano Mattia De Sciglio le perdió en la carrera y le agarró levemente fuera del área. Costa cayó dentro y pidió penalti, pero el árbitro germano escuchó al asistente de vídeo y lo pitó fuera.

Que no era un Diego Costa al cien por cien fue patente en la segunda parte, cuando recibió un pase al espacio de Griezmann, le ganó la carrera al central italiano Leonardo Bonucci y remató muy desviado una jugada que en la mejor versión del artillero hispanobrasileño habría acabado en gol. Tampoco le acompañó la fortuna tras el tiro al larguero de Griezmann, ya que al rechace se le adelantó el transalpino Giorgio Chiellini.

Pero su trascendencia fue más allá de sus números, porque con Costa el Atlético regresó a su versión esencial en la etapa de Diego Simeone al frente del equipo: la de un conjunto batallador, dominador en los pequeños duelos y protagonista de grandes noches europeas con las mejores versiones de los más veteranos, caso del uruguayo Diego Godín, autor del 2-0, o de los laterales Juanfran Torres y el brasileño Filipe Luis, en cuestión este curso.

"Para nosotros es un jugador fundamental sobre todo por su garra y por todo lo que le aporta al equipo. Le necesitamos así por toda esa fuerza que siempre nos ha dado", admitió Koke, otro de los que regresaba tras una larga inactividad. "Con una pierna sola podría hacer el mismo partido, es su ADN", remachó Álvaro Morata.

El Wanda Metropolitano de este miércoles recordó al Vicente Calderón que vio el 1-0 al Bayern Múnich alemán en la ida de las semifinales de 2016 o el que ganó por 1-0 en la vuelta de los cuartos de final de 2014 al Barcelona.

Por tener, tuvo hasta el componente de sufrimiento que siempre ha llevado consigo el conjunto rojiblanco en esta última etapa: al inicio, con el tremendo saque de falta directa de Ronaldo desviado por el portero esloveno Jan Oblak y el remate de cabeza de Leonardo Bonucci, desviado por poco; y al final, con el remate postrero de Federico Bernardeschi en una jugada ensayada en el tiempo añadido, también evitado por el meta esloveno.

No obstante, tanto el entrenador como los jugadores reiteraron que la eliminatoria no está acabada. Morata, buen conocedor del Juventus, donde jugó entre 2014 y 2016, aseguró que los italianos siguen siendo favoritos, y que irán "a uno de los estadios más difíciles del mundo, con una afición increíble".

El madrileño buscará en la Juventus Stadium hacer por fin efectiva la 'ley del ex', que el videoarbitraje le ha impedido con sus dos primeros goles como rojiblanco anulados ante el Real Madrid y el Juventus, en una vuelta que el Atlético deberá resolver sin el influjo de Diego Costa sobre el césped.

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