Oblak salva al Atlético, Oblak pone el cerrojo a la portería, Oblak hace de seguro rojiblanco... El guardameta esloveno ha convertido en algo habitual que sus paradas milagrosas sostengan al Atlético de Madrid, y hoy lo volvió a hacer con una doble atajada excepcional ante el Celta de Vigo (2-0).
El aficionado del Atlético paga en cada entrada, en cada abono, el derecho a disfrutar de un espectáculo que puede ser mejor o peor, con resultado más o menos satisfactorio, con goles o con juego insulso... Pero al que nunca le falta una actuación de mérito del portero esloveno.
Este sábado lo volvió a hacer en el Wanda Metropolitano. En una primera mitad dominada por el Atlético, que tuvo el balón y la iniciativa pero no lograba por aquel entonces convertir ninguna de las dos en peligro real de gol, el Celta tuvo las opciones más claras. Pero se encontró con Oblak.
Fue pasado el primer cuarto de hora, cuando el marroquí Sofyane Boufal se marchó por la banda izquierda, en la primera ocasión en la que el Celta se acercaba al área rival. El extremo aprovechó una brecha en la defensa rojiblanca para sortear al canterano Toni Moya, recortar hacia adentro y ceder para el uruguayo Maxi Gómez.
El delantero charrúa, en la frontera del área pequeña, remató con la pierna derecha y se encontró con un gigante con la rodilla izquierda en tierra que alargó el brazo izquierdo para evitar un gol cantado.
No acabó ahí, porque el rechace llegó al argelino Ryad Boudebouz, que remató de volea con todo a favor, pero volvió a ocurrir lo inesperado. Oblak, sobre la línea de gol y con un defensa que le dificultaba la visión por delante, reaccionó al instante con un manotazo con la derecha que envió el balón fuera.
Diez minutos después volvió a aparecer, ante un remate de Boufal desde el interior del área destinado a introducirse en la red si no hubiera encontrado con la estirada del guardameta esloveno.
Y no solo de estiradas que se quedan en la retina vive Oblak, sino que su habilidad para atrapar con seguridad balones que otros guardametas optarían por alejar de su portería con los puños. Un aspecto diferencial más del guardameta esloveno, que se vio ante el Celta y se repite cada encuentro.
Otro día más en la oficina para Oblak, otro milagro para el Atlético que compensó el esfuerzo de su guardameta con otra genialidad de la segunda mitad de la fórmula de su éxito: el delantero francés Antoine Griezmann, con un golazo de falta directa justo antes del descanso que encauzó el encuentro.
"Es el mejor portero del mundo y tenemos la fortuna de que elija jugar con nosotros y elija estar en el Atlético de Madrid. Y eso nos pone orgullosos", manifestó tras el encuentro su entrenador, el argentino Diego Pablo Simeone.
El técnico argentino, que recibió a Oblak en el verano de 2014 como un prometedor guardameta del Benfica por el que se pagó un traspaso récord, de 16 millones de euros, que entonces parecía un precio elevado para un guardameta y en la situación actual del mercado futbolístico se antoja incluso una cantidad moderada.
"Ojalá que siga creciendo, ha mejorado muchísimo desde el primer día que llegó al club, se lo ha ganado y ha llegado al lugar que hoy tiene, que sin duda es el mejor portero del mundo", reiteró Simeone.
Coincidió el entrenador rival, Fran Escribá. "Hay que darle mérito a Oblak", reclamó en su análisis posterior del encuentro, en el que identificó al guardameta como "el más destacado" de su rival, una actuación "excepcional".
El esloveno se ha convertido en una de las principales causas de la seguridad defensiva del Atlético. Con él, el conjunto rojiblanco ha dejado su portería a cero en 22 de los 41 partidos en los que ha alineado a Oblak, todos los de la temporada menos los cuatro de la Copa del Rey, que disputó el suplente Antonio Adán.
El Atlético ha encadenado en la última década grandes porteros: David de Gea, el belga Thibaut Courtois y ahora Oblak, que sin duda ha mejorado a sus predecesores convirtiéndose tres veces en el mejor guardameta del campeonato, reconocido por el trofeo 'Zamora', que está en disposición de conseguir por cuarto curso seguido.
Convirtiendo la excelencia en rutina, Oblak se ha convertido en uno de los porteros más cotizados del fútbol mundial y el Atlético sabe que retenerle es la mejor manera de asegurar el futuro del equipo rojiblanco entre los grandes de LaLiga y del continente europeo.