Dos finales, dos rivales de primer nivel, 14 años, dos centrales, dos cabezazos, dos goles, dos títulos en juego, dos momentos para la historia, dos 'Décimas' y una fecha. El 17 de mayo quedará grabado para siempre en la memoria de los aficionados del Atlético de Madrid, que sufrieron una prórroga en el Santiago Bernabéu en 2013 y rompieron el duopolio liguero un año más tarde en el Camp Nou.
Dos momentos para la historia con muchos nexos en común. Primero está lo de 2013: el Atlético de Madrid volvía a una final de la Copa del Rey tres años después de su último sinsabor. Lo hacía, para colmo, ante el Real Madrid... y en su propio estadio. Llevaba por entonces el cuadro rojiblanco nada más y nada menos que 14 años sin ganar a su eterno rival, por lo que los pronósticos eran reservados en la parroquia colchonera.
Acudieron 40.000 aficionados a la Castellana para comprobar que no hay mal que cien años dure. Y que a mayor sufrimiento, mayor gloria. Había marcado Cristiano Ronaldo de cabeza en la primera mitad, pero una gran jugada de Radamel Falcao acabó con Diego Costa anotando el empate antes del descanso. En Chamartín sólo escuchaban cánticos rojiblancos aquella noche, que se fue a la prórroga mientras Germán 'El Mono' Burgos miraba con lupa la charla de Mourinho a los suyos.
En el 97', Koke Resurrección puso un córner desde el costado diestro y la zaga blanca despejó hacia el mismo lado. Recogió la pelota el ahora capitán del Atlético de Madrid, que la puso al primer palo. Allí apareció Joao Miranda, que se adelantó a Diego López y puso el definitivo 1-2 en el marcador mientras Futre daba gritos en la televisión pública. Diego Pablo Simeone dejaba atrás 14 años de fantasmas y el Atlético coronaba su décima Copadel Rey en el Bernabéu, una más en terreno enemigo.
La historia es caprichosa, así que justo un año después el Atlético de Madrid tuvo que visitar al otro coco español, el FC Barcelona. Por si fuera poco, LaLiga estaba en juego: quien ganara el partido se llevaba el trofeo de la regularidad. El empate valía al equipo de Simeone, que se había plantado en aquella jornada 38 con 89 puntos en su casillero y sólo cuatro derrotas en su haber.
La tarde se tiñó de negro aquel día en el Camp Nou: no se llegaba al minuto 20 y ya se habían lesionado Diego Costa y Arda Turan. Las dos figuras ofensivas más importante de aquel Atlético de Madrid histórico lloraban en el banquillo mientras que Alexis Sánchez cogía la escuadra y el cartabón para colocar la pelota en la escuadra de Courtois. 1-0, otra vez.
Con todo en contra, el Atlético de Madrid encerró al Barcelona en el tramo final de la primera parte e inició la segunda con un vendaval perfecto. David Villa estrelló una pelota en la madera poco antes de que Diego Godín, tras un córner botado por Gabi, cabeceara al fondo de la red un gol para la historia. Sin temor al color amarillo, el Atlético aguantó la embestida final culé y coronó el Camp Nou para lograr la décima Liga de su historia 14 años después.