Jan Oblak ha vuelto como hace tres meses: sacando manos de la nada. Y Diego Costa, como hace seis años cuando se asociaba con Koke y lanzaba al Atlético de Madrid. A distintos ritmos, salvando una distancia sideral entre uno y otro, pero recuperando a su manera el nivel de esta nueva normalidad, en la que el equipo de Simeone sigue siendo tan normal como antes.
Lo demostró en San Mamés, donde empezó bien, sufrió en la primera mitad, reaccionó rápido tras el gol de Muniain y luego se quedó a medias. Estaba mejor a nivel físico que el Athletic, pero no consiguió decantar la balanza. Entre otras cosas, porque de los cinco cambios, sólo Santiago Arias aportó algo positivo. El resto, con Morata y Lemar especialmente señalados, no dieron un plus para sumar dos puntos más de los logrados.
Las notas del #Atleti en San Mamés: cuatro notables y dos suspensoshttps://t.co/yyEtPueRbI
— ElDesmarque Atleti (@DesmarqueAtleti) June 14, 2020
Fueron algunos de los protagonistas del choque, junto a un Marcos Llorente que jugó de segundo delantero y lo hizo de manera notable. Poco sorprende lo del meta esloveno: la última vez que le vimos fue en Anfield, sacando todo su repertorio. En Bilbao tuvo menos actividad, pero dejó una parada estratosférica a Yeray, que remató casi de espaldas y empezaba a festejar el gol.
Por delante suya estuvo José María Giménez, líder en la zaga. Recuperó la titularidad el uruguayo y lo hizo mostrando su mejor versión, con un imponente juego aéreo, bien en el cruce, buen tono físico y buen ritmo de juego. Destacó por delante de su compañero Savic, a quien sí se vio más lento en varias acciones de la segunda mitad.
Y en cuanto a Diego Costa, sombras y luces. La luz es evidente: marcó el 1-1 en la única ocasión que tuvo, asistido por Koke en una asociación que bien recuerdan en las ahora ruinas del Manzanares. Más allá del gol, lo cierto es que el hispano brasileño no participó demasiado ni aportó mucha versatilidad ofensiva, más bien lo contrario. Pero si su nueva normalidad es participar poco y marcar en cada partido, Simeone lo recibirá con los brazos abiertos.