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Para hacer estos cambios, mejor nada...

Licenciado en CAV. En ElDesmarque desde 2016.

El Atlético de Madrid sacó un punto que sabe a poco de Balaídos. Y no porque el calendario y la clasificación le exija mucho más, pues su billete para la disputa de la próxima Champions ya está en proceso, sino porque con un banquillo de garantías podría haberse lanzado a por el partido. El Celta de Vigo supo capaz de sostener el encuentro gracias a un gol casuístico de Fran Beltrán y Simeone, en su mirada a la grada, vio que las alternativas brillaban por su poca fiabilidad.

Sin Joao Félix, Diego Costa ni Carrasco, esta vez Simeone no pudo hacer cambios en el minuto 60, como había hecho en los encuentros anteriores. Esperó 10 minutos más con un triple movimiento: Vitolo, Héctor Herrera y Manu Sánchez, al campo. El canario apenas participó en el juego ofensivo del equipo en casi media hora que estuvo sobre el césped, mientras que al mexicano se le vio especialmente lento, sin ritmo. El canterano, al menos, sí que cumplió.

Lemar y Saponjic, los últimos movimientos de Simeone

Quizás más llamativos fueron las dos siguientes sustituciones. Entró Thomas Lemar, cuya entrada al campo siempre supone un resoplido de angustia para la afición rojiblanca. Fue el que menos mal estuvo de los cinco, todo hay que decirlo, y rozó el gol con un zurdazo que desvió Iván Villar, debutante por sorpresa en la portería celeste tras la lesión de Rubén Blanco. No hizo mucho más el francés, perdiendo algún balón en la medular y sin encontrar el último pase, el desborde o la profundidad, siempre por dentro. Vamos, lo de siempre.

Y cómo sería la situación que el quinto cambio de Simeone, ya en el 85', fue Ivan Saponjic. El serbio gozó de algo más de diez minutos en su segunda participación liguera de la temporada y hasta tuvo una ocasión algo forzada. Entró en lugar de Álvaro Morata, que esta vez no tenía a Diego Costa o Joao Félix como relevos. Y la diferencia es abismal, claro.

Del primer equipo se quedaron sin jugar Felipe y Trippier. El resto del banquillo eran todos canteranos. Y los que sí salieron, que ralentizaron el juego y empeoraron el plan inicial de Simeone en Balaídos, demostraron que a veces, aunque suene cruel, es mejor dejar el equipo tal y como está a empeorarlo.

Simeone, en Balaídos (Foto: ATM).

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