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Marcos Llorente, así en Anfield como en el Coliséum

Miguel Ángel Moreno / EFE

El entusiasmo y el momento de forma de Marcos Llorente no distingue de escenarios: lo mismo le sale vestirse de héroe del Atlético de Madrid en Anfield Road ante todo un campeón de Europa como el Liverpool inglés, que reanimar a un equipo superado por el Getafe CF en un campo humilde como el Coliséum Alfonso Pérez.

La historia de los últimos cuatro meses del '14' rojiblanco es uno de esos relatos que hacen del fútbol terreno fértil para la narrativa: el futbolista llegado para un papel importante que prácticamente se ve inutilizado, se destapa como goleador en una prórroga agónica en la casa del campeón de Europa, y acaba convertido en un mediapunta veloz y voraz e incluso goleador.

La reconversión de Marcos Llorente

Da la casualidad de que, además, el tanto con el que desequilibró la tarde en Getafe (0-1) tuvo ciertas similitudes con los dos que aportó para abrochar el pase del Atlético a los cuartos de final de la Liga de Campeones: un contragolpe rápido, una maraña y un disparo fuerte al borde del área. Si en Liverpool fueron dos chuts a la derecha, en el Coliséum, de media vuelta y a la izquierda.

Con ese impacto en el minuto 54 de partido, Llorente dio un respiro a un duelo que había sido un auténtico calvario para las huestes del argentino Diego Pablo Simeone. Salvo precisamente algunas cabalgadas del rubio ¿excentrocampista?, que le puso en la cabeza a Diego Costa la única ocasión del Atlético en la primera mitad, el resto fue como ir al dentista para los rojiblancos.

Porque el Getafe de José Bordalás hizo gala desde el inicio de esa intensidad y presencia en el centro del campo que le emparenta con su rival de este jueves, las señas que apuntan al alicantino como el mejor discípulo del argentino.

Tanto es así, que ambos técnicos parecían hoy cortados por el mismo patrón, no solo por el juego, sino porque sus vestimentas parecían elaboradas por el mismo sastre. Pantalón y camisa negras en ambos casos, de pie, al borde del área técnica, corrigiendo de forma insistente a sus pupilos.

Le salía mejor la jugada al 'hombre de negro' local, porque tanto el uruguayo Mauro Arambarri como el serbio Nemanja Maksimovic se comieron a Koke Resurrección y Saúl Ñíguez en el centro del campo y Marc Cucurella fue una pesadilla desde la izquierda.

Solo falló a ese despliegue que Jaime Mata acertara con sus ocasiones. La primera, clarísima en el minuto 10, cuando recibió en el área pequeña y fue capaz de burlar a Jan Oblak enviando un remate mordido hacia el lado que no cubría el esloveno, encontró al central brasileño Felipe Monteiro, providencial para sacar el balón bajo palos.

Volvió a tenerla el madrileño cuatro minutos después en un remate desviado al primer toque tras un centro del camerunés Allan Nyon, e incluso llegó a conseguir marcar, en un remate de Mata tras un saque de falta, en el 29, pero estaba en posición de fuera de juego. Tampoco acertó David Timor con un disparo lejano con mucho veneno, que obligó a Oblak a despejar.

Arribó con sudores el Atlético al descanso, y tras él, recuperó el brío el conjunto rojiblanco, que tuvo un par de remates de Diego Costa, uno de ellos ante un Soria batido que el hispanobrasileño remató fuera con la espinilla.

El 'momento Llorente' decidió el partido

Hasta que llegó el 'momento Llorente'. Un contragolpe de Carrasco, un barullo en la frontal del área, media vuelta del '14' rojiblanco y el balón al fondo de las redes de David Soria. El 0-1 no conformó al rojiblanco, que volvió a protagonizar alguna carrera más, pero ya estaba todo hecho.

Se marchó con molestias en el 75 el centrocampista, pero con la misión cumplida. Chocó las manos con Morata, recibió el interés de Simeone y se refugió en la grada para presenciar como el ghanés Thomas Partey redondeaba el resultado, e incluso Álvaro Morata pudo haberlo aumentado más si no hubiera sido por el fuera de juego previo de Víctor Machín 'Vitolo'.

El Atlético se acerca al podio. Le valdrá con empatar ante la Real Sociedad en el Wanda Metropolitano, después del empate del Sevilla ante la Real. Un paso casi definitivo gracias a que el 'héroe de Anfield' lo fue también en el Coliséum. Bien sabe Llorente que cuando el momento es dulce, todos los escenarios son buenos.

Marcos Llorente celebra el gol del Atlético (Foto: ATM).

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