Simeone encuentra el "año de transición" en estos cuatro jugadores

Muchos se llevaban las manos a la cabeza cuando, hace justo 12 meses, Diego Pablo Simeone aventuraba que el Atlético de Madrid estaba en un "año de transición". La frase caló en los 'haters', que argumentaban que el club rojiblanco se había gastado 200 millones en fichajes obviando que había ingresado otros 300 en ventas. Y esas ventas eran toda la columna vertebral del equipo.

El año de transición generó dudas, pero tras el parón obligado se vio un Atlético competitivo, serio, seguro de sí mismo. El mismo modelo que ha alargado Simeone en este inicio de temporada, en el que es líder de la categoría con partidos de menos respecto a sus perseguidores. Y ello se debe, sin duda, a cómo se han afianzado los jugadores que llegaron en 2019, que han dado un paso adelante y han construido una nueva columna vertebral.

Quizás el mejor ejemplo es Mario Hermoso, goleador determinante ante la Real Sociedad. Jugó más de lo que parece el curso pasado, pero esta temporada se ha convertido en uno de los fijos en los planes de Simeone. Afianzado como central zurdo, por momentos lateral, fiable en el cruce, corpulento, serio y también goleador. Justo el paso adelante que se demandaba a ese grupo de jugadores que aterrizó en el Metropolitano en aquel movido verano de 2019.

Hermoso es una de las piezas de la nueva columna vertebral de Simeone, pero hay muchas más. Le acompañan un Savic convertido en líder, un Trippier incansable, el incombustible Koke. Sigue sumando Lemar, que parece un chico nuevo, y encuentra al nuevo Marcos Llorente y a Yannick Carrasco y Joao Félix otras tres piezas claves.

Simeone construye su columna vertebral

Porque si Hermoso es el primer ejemplo, Llorente es el segundo. Su paso adelante obedece más al cambio de posición que a su actitud, que siempre fue innegable. Es otro jugador. Es volante, es goleador, tiene llegada de segunda línea, tiene un físico envidiable por cualquiera. Y hasta cuando juega más centrado como este martes acaba goleando. Es distinto y es mejor.

Y luego están Carrasco y Joao. No estuvo el portugués en San Sebastián, sí el belga. Quizás, el mejor jugador del partido ante la Real Sociedad. Como carrilero, como extremo. Se pega una carrera de 80 metros y, cuando se la dan al espacio un minuto después, vuelve a correr a por la pelota. Incansable en tareas defensivas, más maduro que nunca. También determinante, también clave y otra pieza importante de esa columna vertebral. El año de transición acabó y el Atlético ha madurado. Y aquí está.