Diego Pablo Simeone ha roto su mejor pareja y el Atlético de Madrid se ha caído. Los dos batacazos del equipo rojiblanco, eliminado de la Champions League ante el Bayer Leverkusen y marchándose de vacío de Cádiz apenas tres días después, evidencian, entre otras cosas, un problema en la línea defensiva del equipo. Y a su vez, una decisión difícil de entender por parte del técnico argentino.
La pregunta es evidente: ¿por qué ha roto la pareja que forman Stefan Savic y José María Giménez? Son, sin duda, los centrales más cualificados para liderar la línea defensiva, pero el Cholo ha dado descanso al montenegrino, primero, y al uruguayo después en los dos últimos encuentros.
Ya en el inicio de curso, el Atlético evidenció las lesiones de estos dos jugadores, que sin duda forman parte del once de gala del cuadro colchonero. En cuanto los dos superaron sus molestias y se juntaron, Simeone pareció retornar al 4-4-2, adelantó a Witsel y empezó a ganar: al Sevilla, al Girona, al Athletic...
En Europa las cosas no terminaban de salir, pero al menos la sensación era que el equipo había ganado solidez atrás. Por contra, Simeone decidió dar descanso a Savic ante el Leverkusen y ha dejado a Giménez en el banquillo frente al Cádiz. El resultado, terrible: cinco goles en contra en estos dos partidos.
Mario Hermoso sólo duró 45 minutos ante el Leverkusen ante un nivel paupérrimo. Felipe ni siquiera ha llegado a jugar en estos dos encuentros y cuando lo hizo en ocasiones anteriores estuvo muy mal. Así que la solución del Cholo ha sido, de nuevo, retrasar a Witsel e incluso a Kondogbia y recolocar de nuevo a Reinildo como tercer central.
Una fórmula que, es evidente, no ha funcionado. Si Simeone quería dar descanso a Savic y Giménez de manera alterna, algo entendible ante el cúmulo de partidos, es evidente que le ha salido mal, muy mal. Y que sus sustitutos, Hermoso y Felipe, no dan el nivel, de ahí que ni siquiera jueguen. Y esa es la manera en la que el Atlético ha dejado escapar dos trenes importantes en cuestión de tres días.