Diego Pablo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, pasó este sábado por sala de prensa en la previa del duelo que enfrentará a su equipo el domingo con el Almería en la jornada 17 de LaLiga Santander. El técnico argentino, con el mercado abierto, también fue cuestionado por los movimientos que ya ha cerrado su club y por los que están por darse.
Trascendió en los últimos días que el Atlético de Madrid tiene pocas opciones de hacerse con jugadores en propiedad y que reforzará su plantilla mayoritariamente con cedidos.
Y Simeone, en sala de prensa, ha tenido que confirmar esta circunstancia con el siguiente razonamiento:
"A partir de la pandemia, los clubes sufrieron muchísimo, nosotros no hemos podido vender en los últimos años y eso hace más difícil poder traer futbolistas comprados. Es una situación con la que hay que saber convivir, buscar lo mejor que le venga al club y consecuentemente al equipo", asumió.
"Con Andrea (Berta, director deportivo del Atlético de Madrid) y Miguel (Ángel Gil Marín, consejero delegado) siempre estamos hablando y saben claramente lo que el equipo necesita", había señalado Simeone anteriormente que, como viene siendo habitual priorizó las necesidades económicas del club que dirige cuando fue preguntado por los reemplazos de Cunha y Joao Félix.
"Lo que el club tenga necesidades de generar. Lo que le venga mejor al club. Nosotros estamos preparados para cualquier situación que haya que afrontar", comentó también.
Por si fuera poco con los dos jugadores quede los que ya ha prescindido la entidad, Simeone teme que haya salidas importantes en lo que resta de mercado.
"La intranquilidad hasta el final del mercado siempre está, porque siempre hay jugadores importantes dentro de nuestro equipo y la tentación para otros equipos siempre está. Centrarnos en lo que nos importa, que es el partido del Almería, que viene haciéndolo muy bien en casa, sobre todo, con una idea muy clara de su entrenador y una identidad de juego que ha propuesto en todos los equipos donde estuvo", agregó quizás refiriéndose a Carrasco, moneda de cambio que exige el Barça para dejar salir a Memphis Depay.