Antoine Griezmann es el emblema del Atlético de Madrid esta temporada. El delantero francés no tuvo un comienzo fácil para volver a ganarse a la afición del Metropolitano pero, con el paso de los meses, la situación ha cambiado radicalmente gracias a sus últimas actuaciones delante de su afición.
Los primeros partidos de la campaña en casa fueron complicados para el delantero galo. Condicionado por las restricciones que impuso el Barcelona en el traspaso, Griezmann apenas tenía la oportunidad de tener continuidad y su rendimiento dejaba mucho que desear.
Tardó ocho partidos como local para celebrar su primer gol en su estadio, un 21 de enero de este año contra el Real Valladolid. Su diana y asistencia dio fin a una sequía que provocó meses atrás un ambiente caldeado en la derrota contra el Villarreal en el que Mario Hermoso salió en su defensa.
A partir de entonces, todo cambió y se olvidó el fracaso europeo con un nivel sobresaliente de Antoine. Simeone volvió a sacarle su mejor nivel y recordó a los viejos tiempos cuando estaba en su primera etapa como colchonero.
Mejoró su faceta ofensiva desde el pasado mes de febrero contra el Athletic, fecha que podría considerar la desencadenante a su exhibición reiterada cuando juega en el Cívitas.
Frente al Sevilla dio una clase magistral en el que logró gol y asistencia en un festival de goles. En el partido contra el Valencia abrió la lata para sumar otra alegría a la afición y dejar claro que había vuelto su mejor versión. En total suma nueve goles y asistencias en Liga siendo el máximo referente arriba.
El Atlético suma nueve goles a favor y uno en contra en sus dos últimos partidos en casa. Además, contra el Betis tendrá la oportunidad de sumar su cuarta victoria consecutiva en un duelo para asegurarse la plaza en la próxima Champions League. Aún se recuerda su gol olímpico en el Benito Villamarín y su doblete contra los verdiblancos hace pensar que podría tener otra noche mágica en el Metropolitano.