Una de las mejores cosas que tiene estar en pareja es compartir aficiones. Unos hinchas del Atleti han demostrado que se procesan amor y además lo han hecho ante uno de los emblemas del club.
En la previa al partido ante el Osasuna, un aficionado se puso delante de la estatua en homenaje a Luis Aragonés y se arrodilló ante su novia y le pidió matrimonio. Lo mejor de todo es que le dijo que sí y en un tiempo podrá disfrutar de una boda colchonera.
Todo iba muy bien en la previa, pero los novios se quedaron sin una tarde redonda ya que el Atleti perdió en casa contra el Osasuna (1-4).
Dos goles y un partido espléndido de Raúl García derribaron la fortaleza del Metropolitano y las esperanzas de ser tercero del Atlético de Madrid, doblegado por Osasuna, mejor casi siempre, resistente cuando el conjunto rojiblanco más lo exigió en algún tramo y ganador en un territorio inabordable para casi todos, donde completó un encuentro de mucha altura.
A sus 23 años, en su trigésimo octavo con el conjunto navarro, con cuatro goles hasta ahora, el delantero de la cantera del Betis dominó el área del Atlético, autor tanto del 0-1, con una volea, como del 1-3, cuando remachó un centro de Areso, para frustrar ya definitivamente cualquier indicio de remontada del grupo de Diego Simeone, por debajo del podio por primera vez en cada una de las doce campañas completas que ha dirigido a los rojiblancos.
Mucho mérito de Osasuna, que cerró la goleada con el 1-4 de Lucas Torró, aunque todo empezó en Raúl. A nadie le extrañó cuando marcó el 0-1. Era una sensación insistente su dominio. Un desenlace predecible. Tal y como se desarrollaba el partido. Tal y como jugaba el Atlético, sin la intensidad de otras ocasiones, pero, sobre todo, sin la necesidad de anteriores jornadas, cuando sintió en riesgo una plaza en la nueva Champions.