Rodri Hernández es uno de los nombres propios del día. Se ha alzado con el Balón de Oro por delante de jugadores como Vinicius o Jude Bellingham. Si algo emocionó a más de uno fue el discurso que pronunció tras recibir el galardón en donde de nuevo sus orígenes humildes estaban presente.
En el Twtich de ElDesmarque hemos podido hablar con Roberto Núñez, un jugador con el que compartió vestuario en la Academia del Atlético de Madrid. Comenta cómo se enfrentó a sus 17 años al rechazo de un equipo por ser bajito y no dar la talla. Pocos años después ha alcanzado la cúspide del fútbol.
“Es un tipo de jugador que hoy en día no se conoce y no es fanfarrón. Es muy centrado en lo suyo y tiene una familia espectacular”, comenzaba diciendo Roberto. “La dificultad que tuvo fue que el echaran de un club por bajito y porque físicamente no daba la talla”, comentaba su excompañero. Recuerda que esto sucedió en el Juvenil B.
“Tenía claro que quería jugar al fútbol y jugase donde jugase lo iba a hacer. Desde pequeño ya era un espectáculo”, comentaba Roberto sobre Rodri. Uno de los aspectos que más destaca, además de su profesionalidad, es cómo era como persona. Ni la fama que le vino después ni el dinero que fue ganando ha cambiado a un jugador que sigue manteniendo contacto con sus raíces.
ElDesmarque también ha podido estar con Miguel Zárate, excompañero con el que compartió vestuario en el Rayo Majadahonda. Si en algo coincide con Roberto es en destacar la buena persona que es y de que ha recibido lo que se merece por su trayectoria y trabajo.
Miguel asegura que de pequeño era un “líder deportivo” y que era el más centrado a la hora de jugar los partidos y tomárselo en serio. “Con el balón en los pies podía marcar las diferencias. En los momentos de dificultad decía ‘balones a mí’. Era un liderazgo más en lo deportivo que no de jerarquía