La goleada por 3-0 encajada por el Bayern a domicilio ante el Manchester City que lo dejará, salvo remontada aparentemente improbable en el partido de vuelta, fuera de la Liga de Campeones, hace que la misión del nuevo entrenador Thomas Tuchel empiece realmente en la próxima temporada.
Esa es, palabra más o menos, la idea del comentario de la revista especializada Kicker que recuerda que, en el momento en que Tuchel fue presentado -como relevó del fulminantemente cesado Julian Nagelsmann- el presidente del consejo directivo del Bayern había dicho que habían visto en peligro las metas de esta y la próxima temporada.
En realidad, queda todavía la meta mínima, que es la de ganar la Bundesliga. Actualmente el Bayern tiene dos puntos de ventaja sobre el Borussia Dortmund. Es decir, el torneo no está sentenciado pero el Bayern depende de sí mismo.
Pero en cuatro partidos que lleva Tuchel al frente del Bayern, ha visto como se pierde la posibilidad de disputar dos títulos, con la eliminación de la Copa de Alemania a manos del Friburgo y la posible eliminación de la Liga de Campeones a manos del City.
En la Bundesliga ha logrado revertir la tendencia -con Nagelsmann el Bayern había dejado que el Dortmund le descontara diez puntos de ventaja y había perdido el liderato- y eso es importante pero su llegada al club tuvo probablemente más que ver con una apuesta de futuro que con la posibilidad de que pudiera resolver dificultades inmediatas.
De hecho, en Alemania se da por sentado que si Tuchel no hubiera estado disponible o no hubiera aceptado el cargo Nagelsmann hubiera seguido en el banquillo al menos hasta final de temporada.
El poco tiempo que ha tenido Tuchel al frente del equipo lo libera de parte de la responsabilidad de algunos resultados. Pero la cúpula, sobre todo Kahn y el director deportivo Hasan Salihamidzic, están en una situación bastante complicada.
Ellos apostaron en su momento por Nagelsmann. Le dieron un contrato de cinco años como queriendo mostrar que era una apuesta para el futuro.
Menos de dos temporadas después terminaron creyendo que se habían equivocado. Y optaron por una decisión tajante y otra apuesta que hacia adelante que obligaba a Tuchel a asumir una misión kamikaze, con un equipo en una situación de inseguridad por los últimos resultados y sin tiempo de darle su sello personal.
Es posible que la misión de Tuchel sea transformar el equipo al final de una era que ha sido probablemente la más exitosa de la historia del Bayern.
Desde 2009, cuando llegó Louis van Gaal al banquillo, el Bayern ha jugado cuatro finales de la Liga de Campeones y ha ganado dos. Desde 2013, cuando ganó el triple con Jupp Heynckes, ha ganado la Bundesliga de manera consecutiva siempre de manera holgada.
En 2020 repitió el triple con Flick La situación actual es nueva para el Bayern con el Dortmund pisándole los talones.
Después del triple, cuando Pep Guardiola llegó al Bayern, Karlheinz Rummenigge dijo que la obligación era ganar la Bundesliga. Los otros títulos se podían perder por cuestiones circunstanciales. Era una forma de rebajar la presión pero dejó claro que era una obligación.
Después, entrenadores a los que parecía complicársele cumplir con ello -Carlo Ancelotti, Niko Kovac y por último Nagelsmann- han sido relevandos en medio de la temporada.
Ahora Tuchel es quien tiene esa obligación, aunque todo apunta que, aunque fracase en el intento, la cúpula esta vez lo tolerará como toleró la temporada sin títulos de Heynckes en 2011/2012 de la que se sacaron conclusiones importantes que han dado frutos durante una década.
En la próxima temporada, en cambio, Tuchel no tendrá margen de error.