El escenario no será Carranza por muy poco. Más de 1.500 aficionados del Cádiz vestirán de amarillo la zona de Preferencia del Príncipe Felipe. Una respuesta brutal para apoyar a su equipo, para dar un empujoncito desde la grada y acercar el play-off. Porque el partido lo merece, aunque muchos estarán pendientes también de lo que ocurra en el Pedro Escartín. Y es que estando el Cádiz de por medio...
Calderón lo sabe y no se fía de nada ni de nadie. Por eso quiere a su equipo centrado desde el calentamiento, hacer un gol pronto, luego otro, y otro... y olvidarse de problemas. Vale el empate, sí, pero en fútbol la racanería te puede costar muy caro. El Cacereño, que tiene unas escasas opciones de entrar en la Copa del Rey, ya avisó hace siete días en San Fernando al remontar un 3-1 y acabar 3-5. Y, sobre todo, ya avisó en La Tacita en el último partido de 2013. El único equipo que ha roto de verdad el fortín del Carranza.
Hoy, en tierras extremeñas, el Cádiz se sentirá como en casa y depende de sí mismo para cumplir su primer objetivo. Ya el lunes habrá tiempo de esperar el sorteo y seguir soñando. Para esta final, Jorge López es baja y Calderón aún sopesa si mantener la dupla Airam-Dioni arriba o refrescar más la medular, para dar más libertad a Jorge Luque. Sea lo que sea, el futuro del Cádiz pasa por Cáceres, la nueva Cádiz, una ciudad que siempre recordará este 11 de mayo de 2014 como el día en el que color amarillo fue el gran protagonista.