No hay otra oportunidad. Si hace dos domingos había razones para la histeria deportiva, lo que trae consigo el partido ante el Hércules va más allá. Ante el Oviedo el Cádiz CF afrontó el encuentro con la ansiedad del que quiere conseguir el ascenso. La victoria traía el éxtasis y hubiera supuesto el fin a una gran temporada. La derrota, aunque dolió, era pasajera, no suponía el fin de nada. Pero hoy el mapa cambia de forma drástica. Perder significaría destrozar de un golpe todas las esperanzas que tiene el cadismo de abandonar el infierno, en cambio, la victoria sería transitoria, un paso más para conseguir el objetivo. Si se pierde habrá drama, si se gana nada que celebrar.
Este domingo no hay nada más. La cuerda se tensa, el funambulista mide cada paso para llegar a su destino y a sus pies, el abismo. No hay lona de seguridad ni arnés que lo sujete. El Cádiz se juega su futuro a tumba abierta. Ante el Oviedo, el 0-0 metía a los de Claudio en la categoría de plata, ante los herculanos solo vale ganar. Aunque la ilusión que se podía despertar en el encuentro ante los asturianos era infinitamente mayor, hoy el Cádiz se juega mucho más.
Que el club no haya planteado nada de fiestas antes del partido es la mejor forma de reconocer que lo que se preparó ante el Oviedo fue desorbitado. El recibimiento al autobús fue marca de la casa, pero la actuación de Andy y Lucas fue innecesaria, no hacía falta nada más para motivar a una hinchada con mil y una batallas en su haber. La afición amarilla siempre dio lecciones sin que nadie le preparase nada. Lo de este domingo queda más a la improvisación. Estos días parece que se ha frenado el entusiasmo, pero cuando Carlos Sánchez dé comienzo al partido, de nuevo, Carranza volverá a ser una olla a presión.
Una de las claves de la eliminatoria están siendo las decisiones del técnico valenciano. Los mejores partidos del Cádiz durante el año fueron con Machado en el equipo. Ante el Oviedo los amarillos notaron la ausencia del granadino en la media y apenas tuvieron el control del balón. A eso hay que sumarle que Espinosa no está fino, y que en aquel partido apenas encontró socios a los que darles la pelota. En Alicante no estuvo ni en el banquillo y para esta cita parece que Mantecón gana enteros según lo visto en el Rico Pérez. Garrido será su pareja. Villar y Márquez escoltarán en las bandas. El talento de estos dos debe ser determinante. El primero aún no ha aparecido en este 'playoff' como se esperaba, si Juan Villar tiene un buen día todo será más fácil. Arriba jugarán Jona o Airam, como siempre. Aunque Claudio durante la temporada ha optado muchas veces en Carranza por que jueguen juntos, la realidad es que la mejor versión de cada uno siempre llega por separado. Quién sea el titular es indiferente, ambos ofrecen al equipo gol, fuerza y compromiso.
Así se presenta un partido que de nuevo se ha querido calentar desde el bando contrario. El gol de Airam en la ida ha traído todo tipo de especulaciones alrededor del árbitro y el equipo amarillo. Dejando a un lado todo ello, los alicantinos llegan con ventaja por el resultado (2-1) y con la esperanza de que su héroe, Chechu Flores, vuelva a estar igual de inspirado que en el primer partido. Quién pase tendrá una cita mágica con el destino. El Bilbao Athletic espera. El ascenso sería de por sí inolvidable, aunque pasaría a ser legendario de gestar parte de él en San Mamés.
Posibles alineaciones:
Cádiz CF: Aulestia, Rubio, Josete, Servando, Prada, Garrido, Mantecón, Villar, Márquez, Machado y Jona.
Hércules CF: Chema, Rafita, Atienza, Alex Muñoz, Peña, Lázaro, Miñano, Quero, Adrià Granell, Chechu Flores y Portillo.