En una temporada hay partidos que se ganan con justicia, otros en los que la fortuna te impulsa para ganar y queda un grupo como el del Valladolid, en los que por mucho que lo intentes, no hay manera de hacer un gol. El Cádiz CF no pudo con un Valladolid serio y con oficio, aunque tuvo oportunidades para haber logrado el empate.
El partido empezó con el Cádiz llevando el mando, pero el primer susto lo dio un excadista a los cuatro minutos. Juan Villar le ganó la acción a Brian y su centro estuvo a punto de ser rematado en boca de gol por Mata, pero Aridane estuvo rápido para mandar el balón a córner. El Cádiz lo intentaba sobre todo por la banda derecha en los primeros compases a través de Salvi, que en este partido recuperaba la titularidad.
Para el espectador imparcial el partido era muy interesante porque los dos equipos tenían armas para hacer daño. El Cádiz contestó con un remate de cabeza de Salvi que se estrelló en el larguero y después Ortuño estuvo a punto de marcar en el rechace. Corría el minuto 10 y el equipo de Cervera estaba guiado por Rubén Cruz, que estaba inspirado para ayudar en el centro del campo y conectar con la gente de arriba.
En el Valladolid era Míchel y Álex López los que circulaban bien el balón, pero no había creado ocasiones hasta que llegó el 0-1 en un fallo de Cifuentes. Un disparo sin aparente peligro de Jordán terminó en gol por un mal cálculo del portero cadista, que recibió la ovación de la afición amarilla de inmediato, consciente de la gran temporada que estaba haciendo.
Era un contratiempo, pero el Cádiz ya venía de empezar perdiendo en Elche y tampoco se le vino el mundo encima. El colchón de confianza que dan los puntos y las victorias hicieron que siguiera jugando igual, consciente de que ir por debajo en el marcador sólo era producto de un accidente. El problema radicaba en que el Valladolid le quitaba la pelota con bastante frecuencia y estuvo cerca de hacer el 0-2 con un disparo de Mata, pero Cifuentes se resarció de su error y realizó una gran intervención. Corría el minuto 25.
El Cádiz sufría, pero también enseñaba las uñas. Atacaba bien por las dos bandas y los laterales se sumaban al ataque para poner centros peligrosos, pero siempre aparecía un defensa pucelano para desbaratar la acción. La presión alta del Valladolid hacía daño por momentos, pero cuando era superada el Cádiz se plantaba en tres cuartos de campo con muchos efectivos.
El equipo amarillo empezaba a encerrar a los visitantes cuando se había superado la media hora. Era capaz de forzar muchas faltas laterales y el Valladolid se iba retrasando de manera inconsciente. Cervera decía en la previa del encuentro que temía que su rival le ganara la espalda a los suyos a la contra y ése era el peligro, pero el equipo de Paco Herrera tenía la pelota en cuanto tenía ocasión y nunca la rifaba.
Rubén Cruz dispuso de una clara ocasión en el minuto 37 tras un lanzamiento de falta de Brian, pero su cabezazo se marchó alto. El Cádiz daba sensación de peligro en sus llegadas, pero en esta ocasión la puntería no parecía tan afinada como en otras jornadas. El Valladolid le ponía pausa al partido en los momentos de mayor acoso cadista. La diferencia con respecto a otros equipos que han pasado este año por el Carranza. Antes del descanso el Cádiz tuvo otra ocasión en otro cabezazo de Rubén Cruz a centro de Brian, pero Becerra hizo una buena parada para evitar el gol.
En el inicio del segundo tiempo al Cádiz le costaba salir con la pelota jugada. El Valladolid seguía con bríos para presionarle arriba y le ponía en dificultades, pero eso no era óbice para que los locales crearan ocasiones. Un córner de Álvaro García casi acaba en gol de Aridane, pero su remate salió algo desviado ante la mala salida de Becerra.
El partido estaba donde quería el Valladolid, que tocaba con criterio para desesperación del cadismo. El equipo de Cervera es verdad que había hecho méritos para empatar, pero ir perdiendo y sin tener el balón era inquietante, aunque todavía quedara más de media hora. Por eso el entrenador cadista dio entrada a Güiza, el héroe de Elche, y sacó del campo a Salvi.
La entrada del jerezano reactivó al equipo, aunque seguía fallando el último toque y el último remate. Las llegadas del rival eran muy tímidas y cabía esperar que el partido terminara volcado en la portería de un inseguro Becerra. Sin embargo, los vallisoletanos dispusieron de una triple ocasión que recordó a todos que el partido estaba cuesta arriba. Míchel tuvo la oportunidad más clara, pero Cifuentes impidió el gol.
Cervera se la jugaba del todo dando entrada a Aitor por Abdullah. El equipo se descompensaba con mucha gente de ataque, pero no quedaba otra a falta de 20 minutos. Pero la cosa pintaba mal porque al equipo le costaba mucho llegar y la precipitación estaba haciendo mella. Eddy, que había hecho un partido correcto, empezaba a fallar pases y eso enfadaba sobremanera a la grada. Se llegaban a los diez últimos minutos con malas sensaciones.
El equipo se volcaba, ya incluso con Gorka Santamaría en el campo, pero se limitaba a mucho centro lateral sin peligro real. Tener muchos jugadores ofensivos no le estaba sirviendo porque sólo Álvaro García estaba entonado en el tramo final. Rubén Cruz dispuso de otra ocasión ya con el tiempo casi cumplido tras una dejada de Güiza, pero el balón se le marchó alto.
Lo intentó hasta el final, pero no era el día. Faltó la conexión con el área del rival y se truncó una racha muy buena, pero nada se le puede reprochar a un equipo que acaba la primera vuelta en una posición privilegiada y con muchos puntos que le acercan a su auténtico objetivo.
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