Los seguidores del Cádiz CF ha dado un gran ejemplo de fidelidad, pasión y amor a unos colores. Lo ha hecho toda su vida, pero este jueves le ha vuelto a demostrar al mundo la bendita locura que es ser cadista. Primero, le brindaron a su equipo un recibimiento espectacular y luego los llevaron en volandas durante los 90 minutos de partido ante el Tenerife, demostrando una comunión perfecta entre jugadores y afición.
16.493 espectadores que no se callaron ni un segundo, que sacaron un tifo antes del inicio y que son el jugador número 12, el alma de un equipo incansable y luchador. Con sus cánticos le metieron miedo al rival e hicieron que los pupilos de Álvaro Cervera se sintieran arropados en todo momento.
Con el gol de Ager Aketxe la afición vio como su esfuerzo mereció la pena. Por ello, al final del duelo seguían cantando sin parar y los futbolistas amarillos le devolvieron el cariño celebrando el importante triunfo con ellos. Una victoria que llena de moral y de felicidad a unos seguidores que lo han pasado muy mal con el infierno que vivió su equipo en Segunda B y que ahora, tras una magnífica temporada, sueña con regresar a Primera.
Esta claro que con esta comunión, esta complicidad de ir todos a una, de que, pase lo que pase, lo que han vivido ya no se lo va a quitar nadie, es una de las claves del éxito de este equipo. Y es que este curso mágico y lleno de felicidad para el cadismo puede vivir el éxtasis definitivo si logra regresa a la élite.