El Cádiz eliminó al Almería en la Copa del Rey en un partido en el que Cervera alineó a buena parte de sus suplentes sin que se viera afectada la identidad del equipo. Ganó con otro gol de Barral y mereció una diferencia mayor ante un Almería que dijo poco en el Carranza. Un motivo más para la alegría del cadismo en el arranque de la temporada.
El Cádiz saltó al campo con un once lleno de supuestos suplentes, pero el estilo era el de siempre. A los cinco minutos ya había llegado en una contra con un centro de Moha Traoré que acabó con un disparo de Aitor a las manos de Fernando. El Almería creaba peligro por la derecha a través de Javi Álamo y dio el primer aviso con un disparo alto de Hicham a los ocho minutos.
Los almerienses se imponían en la medular con una pareja de altos vuelos formada por Tino Costa y Verza, mientras que el Cádiz prefería apostar por un juego más vertical. El equipo llegaba con cierta claridad hasta la zona de tres cuartos y ahí buscaba la movilidad de sus delanteros. Barral reclamó un penalti en el minuto 11 y Dani Romera estuvo cerca de adelantar a su equipo con un cabezazo a renglón seguido tras un centro de Moha.
Los dos estuvieron cerca de hacer el primero de la tarde otra vez en el minuto 18. Romera estuvo listo para adelantarse al portero y su pase a Barral acabó con un disparo seco del isleño que fue repelido por la defensa. El Cádiz presionaba arriba y dificultaba por momentos la salida de su rival. El equipo estaba muy vivo y en una gran combinación entre Romera y Moha llegó el primer gol. El centro del excordobesista lo remató de primeras Barral a la red en el minuto 22.
Las sensaciones volvían a ser muy buenas no sólo por ir ganando, sino porque el equipo volvía a sacar provecho de sus virtudes y a minimizar las de su oponente. En cualquier caso, el Almería volvía a tener a balón después del gol, pero en el primer tiempo no era capaz de hacer daño real a la defensa cadista, compuesta por tres jugadores no habituales junto a Servando.
Los últimos minutos del primer tiempo fueron más sosos y sin mucho que contar. El Almería se diluía cuando cruzaba el centro del campo y el Cádiz no era capaz de robar tanto. Tener a Moha en la banda provocaba la tentación constante de mandarle balones en largo, confiando en su potencia, y muchas veces eran posesiones perdidas a las primeras de cambio.
Desde el arranque de la segunda parte se vio que el Almería metía una marcha más buscando el empate. Eso no le venía mal al Cádiz porque le podía dar más espacios a la contra, pero realmente fue capaz de contener pronto el primer arreón de su oponente. Las primeras ocasiones serían también amarillas. Carrillo había entrado por Dani Romera y cabeceó alto por poco un buen servicio de Correa desde la derecha.
El paso de los minutos le sentaba peor al Almería, que parecía tener problemas para aguantar la intensidad cadista. A los amarillos sólo les faltaba algo más de precisión en los metros finales para matar el partido, pero como no lo lograba todo llegaba en el aire a los últimos 20 minutos. Tino Costa, famoso en su trayectoria profesional por su buen disparo, puso a prueba a Yáñez en el minuto 74, que mandó el balón a córner.
En el tramo final se veía al Cádiz en busca del segundo gol. Estaba más entero, pero no acababa de imponer su superioridad. Garrido lanzaba muy centrado desde fuera del área en el minuto 82 después de una gran jugada personal de Nico Hidalgo. El Almería amenazaba con algún centro, pero no parecía tener recursos para mucho más. Los locales, tirando de experiencia, mataron un partido en el que fueron superiores en todo momento.