El Cádiz se deshizo del Nástic en una gran segunda mitad marcada por el golazo de Álvaro García, que después se marcharía lesionado. El equipo cadista fue más ambicioso que el Nástic y también estuvo más acertado en las ocasiones que dispuso.
A los tres minutos de empezar el partido ya tuvo el Cádiz su primera ocasión. Tras sacar dos córners seguidos, el balón le llegó a Garrido que cabeceó desde cerca a las manos de Dimitrievski. El inicio había sido de dominio apabullante cadista, pero con el paso de los minutos el Nástic empezó a mostrar su intención de tener la pelota.
El Cádiz hacía que la pelota corriera con velocidad ante un rival bien plantado, pero en los primeros 20 minutos no fue capaz de llegar con mucho peligro y tampoco sacaba provecho del balón parado. Cervera le había dado la titularidad a Álvaro, que jugaba en la mediapunta por detrás de Barral.
El equipo catalán jugaba con tres centrales y cuando tenía la posesión acumulaba a mucha gente en el centro del campo, con los laterales muy arriba. Ese sistema no es habitual en Carreras, que en el Carranza quería tener superioridad en el centro del campo con el balón y estar bien pertrechado en defensa cuando el Cádiz atacaba.
Como estaba previsto, el hecho de que el Nástic fuera el colista no era sinónimo de facilidad para el Cádiz, más bien todo lo contrario. Conforme pasaban los minutos en el primer tiempo, daba la sensación de que se jugaba más a lo que querían los visitantes. Uche disparó con peligro en el minuto 31 tras un centro lateral, pero Cifuentes realizó una buena intervención.
En los últimos minutos del primer periodo el equipo de Cervera recuperó el control y le buscó las cosquillas al Nástic. Salvi remató bien de cabeza en el minuto 41, pero Dimitrievski no tuvo problemas para detener el balón. La primera parte acabó con la sensación de que iba a ser muy complicado superar al conjunto tarraconense. El Cádiz necesitaba más chispa y algo de fortuna para desmontar el plan de Carreras.
Y no pasó mucho tiempo cuando las cosas cambiaron para el Cádiz. El equipo había salido en la segunda parte decidido a ganar y encontró el gol en una acción en la que Aitor lanzó brillantemente una falta desde el borde del área; el balón se fue al larguero tras una gran parada de Dimitrievski y en el rechace Barral marcó de nuevo. Cuatro goles en cuatro partidos del isleño.
Barral no faltaba a la cita con el gol y tampoco Cifuentes a la suya con las paradas providenciales. Acto seguido al tanto cadista llegó una clara ocasión de Maikel Mesa, que se llevó el balón a trancas y barrancas, pero el guardameta cadista impidió el gol con una gran intervención.
Faltaban 20 minutos para el final y el partido se puso en ese punto de incertidumbre de cada jornada. El rival buscaba reaccionar y tenía más la pelota y el Cádiz salía a la contra con mucha sensación de peligro. El Nástic metía gente de arriba como el excadista Barreito y Cervera tardaba en mover el banquillo porque el equipo daba la sensación de estar muy entero.
Los jugadores especiales son los que pueden alterar las cosas y si primero fue Barral, después Álvaro García puso el Carranza patas arriba con un golazo espectacular. El utrerano, que volvía después de su episodio de salida frustrada, se marchó de su par y marcó por alto con una velocidad y potencia propios de un jugador de Primera. No pudo contener las lágrimas.
El Nástic estaba herido de muerte porque, sin ser mucho peor, perdía por una diferencia de dos goles. Manu Barreiro remataba alto en una buena ocasión a falta de un cuarto de hora en una demostración de que no se quería rendir antes de tiempo. El Cádiz se quedaba sin Álvaro por una lesión de rodilla en una dura acción de Eddy Silvestre, pero el panorama no cambió.
El equipo de Cervera terminó imponiéndose siendo fiel a su estilo: máxima entrega, tener un goleador como Barral y un jugador desequilibrante como Álvaro. Otro día en la oficina.
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