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Un punto de autoexigencia que acaba influyendo

Pepe Jiménez

Uno de los nombres del Cádiz CF que más ha sonado desde que finalizó el encuentro ante el Real Oviedo en el Carlos Tartiere (1-0) es el de Aitor García. El extremo onubense se mostró notablemente enfadado al ser cambiado en el tramo final del encuentro. Un gesto que se ha repetido en las últimas semanas y encuentra su explicación en los orígenes del futbolista. 

A lo largo de su carrera, el de Gibraleón ha vivido episodios de carácter parecido y tanto en sus inicios en el Recreativo de Huelva como durante sus etapas en Vigo y en Mérida, se recuerdan capítulos parecidos. Tal y como explica el entorno del futbolista, dichos 'enfados' postpartido no son más que una muestra de la autoexigencia mostrada por el jugador. 
El mediapunta cadista, tras una irregular temporada, empieza a contar con minutos como titular y su único objetivo, tal y como reflejan fuentes cercanas al mismo, es el de hacerse con un sitio en el once de Cervera. Con el gran nivel mostrado por los especialistas en banda, Aitor es sabedor que sólo el máximo rendimiento le permitirá estar entre los titulares.

Su actuación en el Tartiere, insuficiente para él mismo

Con ello, tal y como aseguran algunos amigos y familiares, el jugador explicó minutos después del partido que su gesto únicamente era una muestra del descontento acumulado en una cita en la que apenas le salieron las cosas. Tras el encuentro, más relajado, incluso pudo hablar con el míster y ambos llegaron al punto de que salir del verde era la mejor decisión.
El miércoles, un nuevo reto para Aitor. Sus goles -golazos durante el pasado año- servirán para olvidar lo sucedido. Una autoexigencia que acaba influyendo en sus reacciones.
 

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