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El último tropezón

Barral, ante el Betis (Foto: Kiko Hurtado).
Periodista especializado en Sevilla FC y Betis.

David Barral, exjugador del Cádiz, continúa en boca de todos. El delantero sorprendió a todos este pasado jueves con una entrevista para El Comercio en la que cargó duramente sobre Álvaro Cervera, técnico cadista. Su paso por el club terminó con el último -de los múltiples- tropezón. 

El de San Fernando llegó con la vitola de ser el sustituto de Güiza. El jerezano no parecía convencer a su público, sin embargo, a base de números y trabajo acabó por ganarse los aplausos de Carranza. Con dicha experiencia, y  ayuda, llegaba Barral. Sin embargo, más allá de su simpatía con los aficionados y su sonrisa permanente, el delantero nunca llegó a conectar.

Su inicio fue notable: cuatro goles en cinco partidos, felicidad máxima y honores para Juan Carlos Cordero y su equipo. Pero llegó Oviedo y todo comenzó a ir a contracorriente.

El episodio de Oviedo

"No es un castigo a Barra, hay unas normas y si no se cumplen estas fuera del equipo. La suplencia está ahí, a mi no me parece excesivo que no juegue". "Esto es un vestuario y se rige por unas normas. Podría hacer la vista gorda con Barral, pero luego te pasa con otros y ¿qué haces?. Yo no quiero que esto vuelva a pasar, y tomo esta decisión para conseguirlo. Así no es un problema gordo en el futuro. Claro que perdono, pero no olvido". Así de tajante se mostraba Álvaro Cervera tras dejar a Barral -su máximo goleador- en el banquillo en el Carlos Tartiere, un estadio especial tanto para el Cádiz como para el propio jugador, con pasado en el Sporting.

Tal y como desveló ElDesmarque por entonces, el castigo fue por llegar tarde al paseo matinal del equipo, sin embargo, el delantero se empeña en negar dicha versión: "Siempre digo la verdad. Vino un amigo a verme al hotel, por no quedarnos allí, fuimos a tomar un café fuera. Llegué tres minutos tarde, ¡contados, eh! y, aunque pedí perdón y me ofrecí a pagar la multa, me cogió de conejillo de indias para imponer su ley. Una de muchas que me ha hecho".

El míster cumplió su palabra: olvidó, pero no perdonó.

La caída final

Tras dicho partido, el míster volvió a confiar en él ante el Numancia, sin embargo, lejos de la realidad, Barral fue expulsado en dicho encuentro de manera inútil. El público comenzó a cargar contra el jugador, que desde ese momento sólo perdió en rendimiento: dos goles en los siguientes 16 partidos en los que apareció en el campo.

Para entonces, nadie -o casi nadie- confiaba en su olfato goleador. Fue expulsado, nuevamente, ante el Granada, y sus apariciones fueron reduciéndose poco a poco: 12 apariciones más y un sólo tanto en sus botas.

El final de temporada, por si fuera poco, acabó con sólo 28' ante el Granada, en el partido más importante de la temporada.

Con el curso cerrado, Barral aprovechó para cargar contra el que decidió durante la temporada que jugase o no, con el que le abrió la puerta en Cádiz... y supuestamente se la cerró. "Mi renovación estaba hecha, pero el técnico la rompió. ¿Baraja en el Sporting? No lo conozco, pero al menos han jugado al fútbol, no como en Cádiz". 

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